Temporada televisiva de otoño-invierno de 2014-2015

El ocio según Universo de A:

-La temporada de exposiciones 2014-2015 de otoño-invierno en Madrid.

-Temporada televisiva de otoño-invierno de 2014-2015.

-Los eventos de otoño-invierno en Madrid 2014-2015.

Estos enlaces anteriores (entre los que está incluído este artículo), son los llamados artículos recopilatorios, que se actualizan continuamente (hasta que termina la temporada que dice el título, momento en el que se publica uno nuevo), por lo que, para estar informado de todas las novedades, se recomienda volver a visitarlos a menudo.

Para una información más extensa o sobre otras cuestiones culturales (Turismo, críticas de Películas o Teatro… etc), visitar las secciones correspondientes que aparecen permanentemente en un listado a la derecha.

Si hay algo que aún no he publicado, y sin embargo te interesa, pregunta a través de un comentario, puede que te ayude, ya que a lo mejor lo he visto, pero no he tenido tiempo de escribirlo.

………………………………………………….

Y con el verano, caminando directamente hacia su fin (¡pero septiembre aún es verano, y el calor tremendo de Madrid lo demuestra!), llega el momento de que Universo de A vuelva a publicar estos artículos culturales recopilatorios que comentan y recogen algunas de las mejores opciones culturales (o eso pretenden), y que como siempre se van rellenando y ampliando a lo largo del tiempo… ¡hasta la primavera concretamente!.

 

Retornos: 

TVE1

-Isabel: estreno el 8 de septiembre de la tercera y última temporada de la serie, que en la grabación del último capítulo contó además con la visita de los entonces Príncipes de Asturias (pocos meses después Reyes de España), apoyando el arte, como es tradición familiar (como bien se puede comprobar, echando una ojeada a las espectaculares colecciones artísticas de muchos museos) y asistiendo a la representación de los momentos finales de la vida de una de las ascendientes más ilustres de don Felipe (que situación más extraña y de sentimientos encontrados para él, ¿no?, quiero decir, porque para él no sólo es un personaje histórico, también es su familia).

Los fans de la serie, sin embargo no debemos preocuparnos, a pesar de que estaba cantado lo del final a las tres temporadas, supuestamente la historia se continuará con Carlos I. Una pena que los creadores no siguieran su idea inicial de hacerlo con Juana I, esa sí que hubiera sido una gran idea, pobre Juana, la eterna desplazada, ahora, siglos después, también televisivamente (y no se entiende, su vida fue apasionante y el cine español le ha dedicado hasta dos películas de gran renombre).

Por otro lado, y volviendo a referirnos a esta tercera temporada; teniendo en cuenta que ya se comenta, y el creador también se ha quejado de ello, lo de la falta de presupuesto y la gran necesidad que habría de él para poder reproducir la historia a lo grande, mucho me temo que no debemos ser demasiado exigentes. En cualquier caso, lo mejor de esta serie siempre han sido los guiones, que esperemos que sigan en esa buena línea de combinar magníficamente la fidelidad histórica con las necesidades dramáticas. Pronto lo sabremos.

Cuando pasen unos capítulos, como siempre, para tener perspectiva; iré analizando la serie y haciendo la crítica de la temporada (aunque ya os adelanto que el primer capítulo de la tercera temporada me ha parecido extraordinariamente bueno).

Primeras impresiones: No hay que negarlo, esta serie es una de las que más calidad ha tenido de la historia de la televisión española, y muy digna de figurar entre nuestros grandes logros audiovisuales.

Además, no le tiene nada que envidiar a otras producciones europeas e incluso estadounidenses (quizás sí en presupuesto y en medios, pero precisamente una de las cosas más meritorias de esta serie es precisamente lo bien que logra salvar y disimular esas dificultades), logrando imponerse como un hito del audiovisual español, realmente tienen suerte todos los que han participado en ella, pues forman parte de algo histórico (en todos los sentidos).

Por otro lado, es una auténtica alegría que la haya producido el canal público, dándole sentido a este, pues su primera misión debe de ser asegurar una programación de categoría y calidad, independientemente de las modas y las audiencias, e incluso en eso, me alegra muchísimo ver como, una vez más, el público ha reaccionado ante un producto de calidad, dejando claro a todos los defensores de la telebasura, que esto último no es necesariamente lo que vende y quitando validez al argumento de que «lo ponemos porque es lo que la gente quiere», y que el público sabe apreciar un buen producto cuando se lo dan. Sí, «Isabel» vuelve a reinar en la pequeña pantalla, y los espectadores están encantados de rendirle pleitesía a su amada Reina.

Ahora bien, la nueva entrega, quitando el que en general podamos hablar mucho y muy bien de su calidad, no es perfecta si nos centramos en los detalles (pero casi nada lo es en este mundo).

Curiosamente, en esta temporada está fallando, en algunos aspectos, el que hasta ahora había sido el pilar perfecto, inamovible y principal sustentador de la serie: los guiones (que, hay que reconocer, nunca fueron mejor que en la primera temporada). Entendámonos bien, no es que la calidad de los dialogos haya bajado ni un ápice; y para nada la gran y muy alabable labor de documentación falla (hasta el punto de que es uno de esos productos en los que apenas me molesto en investigar si lo que cuentan es cierto o está medio inventado… si se dice en «Isabel», casi seguro que está bien)… pero la historia ya no está tan bien trazada como antes, hay demasiados pequeños fallos: la cronología es realmente caótica, se dan saltos temporales de los que no se avisa y que lían muchísimo al público, creando una sensación de caos e inestabilidad muy desagradable durante el visionado, puesto que nunca estás muy seguro de lo qué estás viendo y cuando está sucediendo. Esto acarrea otras cosas peores, y es la falta de información, ya que el espectador tiene una sensación bastante permanente de estar perdiendose cosas, como si no hubiese visto capítulos o cosas así, eso es debido a que se da muy por hecho información, los personajes nuevos están mal presentados, o directamente, ni siquiera se les presenta al público (la única excepción notable a este respecto es Cisneros).

Tal vez lo que pasa es que quieren tratar un periodo de tiempo muy largo y con muchos acontecimientos como bien pueden (aunque que conste que siempre me sentará mal que presten tanta atención a Cataluña -dónde ni siquiera les dejaron grabar, por mucho que el creador sea de allí- y ni siquiera hayan prestado atención al importantísimo movimiento social gallego de los irmandiños, que pudo haber removido totalmente los pilares del antiguo régimen), pero eso no impidió anteriormente una buena organización de la temporada, cosa de la que ahora no están pareciendo capaces.

En cuanto a los personajes, quizás es ese el otro problema del guión, dejamos de saber de muchos sin más, y pretenden aclararnos su destino en una sola frase o ni eso… cosa que vale para un libro de historia, pero no para una ficción. Lo cierto es que, aunque histórica y muy fiel a los hechos, «Isabel» es una serie, una dramatización de unos hechos reales, y por tanto, sus personajes han trascendido lo histórico para convertirse casi en ficticios, es decir, los espectadores les cogen cariño, o les caen mal, sólo por lo que dice la serie, con lo cual, siempre querrán saber todo lo que les pasa y sus diversos avatares, no pueden hacerlos desaparecer y esperar que el público no se pregunte que ha sido de ellos.

La presentación de los nuevos personajes, como ya he comentado, deja mucho que desear… y mucho me temo que su planteamiento también. De momento, casi ninguno de los nuevos actores, salvo algunos de los veteranos (Eusebio Poncela, que nunca hasta ahora había sido santo de mi devoción, aunque está siempre -quizás porque el personaje es muy extremo- rozando la peligrosa línea que separa una actuación dramática de la sobreactuación; está ofreciendo una muy destacable interpretación de Cisneros que planta cara, e incluso llega a eclipsar a sus compañeros de reparto) son capaces de legitimar el porque los han elegido (desde luego no es por el parecido físico), pero de los actores ya hablaremos. Volviendo al tema del guión, el personaje de la futura Juana I (más conocida como «la loca»), uno de los más interesantes de nuestra historia, se está planteando de un modo bastante absurdo, parece que la quisieran hacer ver como una mujer superinteligente, muy fuerte, y de hoy en día… craso error, nunca jamás la historia (y no faltan muestras audiovisuales recientes de ello) se debe de interpretar desde el punto de vista actual, cualquier aficcionado a esa ciencia lo sabe. Respecto a este personaje, iremos viendo, y a ver si estoy equivocado.

Y respecto a los personajes de siempre… se está empezando a flojear y dirigirse al peligroso terreno de la incoherencia, incluso con la propia Isabel (el mejor ejemplo de esto es las bodas de sus hijos, en las que pasamos de una madre amante que no se quiere separar de ellos a una hábil política que los entrega a conveniencia y sin mayor problema ni justificación), pues, puede que una persona sea muy compleja y contradictoria (la realidad nos muestra que es así), pero un personaje ficticio no lo puede ser jamás, hay que seguir una línea coherente de pensamiento, y si esta se cambia, explicarlo, pues de no ser así, el espectador no entenderá que pasa y perderá interés.

Por tanto, sin duda alguna, la mala organización y coordinación del argumento general de esta temporada parece ser, de momento, el defecto más notable de esta última entrega de la serie (quizás porque era lo menos esperado, puesto que la primera había sido absolutamente brillante en ese aspecto y la segunda, aunque más lenta, también había destacado por su buen hacer a la hora de contar la historia).

Sin embargo, destaca una vez más la buena dirección (que quizás había flojeado un poco en la segunda temporada, pues tenía menos dinamismo), que logra que todos los episodios sean emocionantes e intensos.

Destaco también, creo que por primera vez, una buena fotografía, que muy buena falta le hacía desde el comienzo de la serie.

Bien le ha venido también, lo que parece una nueva inyección de presupuesto (aunque nunca sea suficiente), que invierte sabiamente en escenografía y sobre todo, un cuidado y lujoso vestuario que encandila a cuantos somos amantes de lo histórico (y a cualquiera, aunque echemos de menos ver el precioso pelo de Jenner).

En cuanto a los actores, podemos hablar, por fin, de una mejora en la dirección de estos y de sus interpretaciones, por supuesto hay excepciones, pero en general, hay una notoria mejora de las actuaciones; es más, sorprendentemente, y al contrario que en temporadas anteriores, a veces son los actores los que solucionan con sus interpretaciones los desarreglos del guión.

Michelle Jenner sigue siendo la reina indiscutible de todos, su interpretación es completamente fascinante, y su compresión de la evolución del personaje histórico es absoluta, ha interpretado a la niña, la mujer y pronto hará a la anciana, y todas ellas perfectamente creíbles y verosímiles, y no gracias a un escaso maquillaje (quizás el trabajo peor hecho de lo técnico) que poco consigue disimular su juventud; no, si vemos a la monarca madura es gracias a la poderosa interpretación de Jenner que consigue ocultar su juvenil belleza detrás de sus capacidades como actriz.

También me está sorprendiendo esta temporada la interpretación de Rodolfo Sancho (cosa que hasta ahora no me había parecido que pasara de aceptable), haciéndose digno de que su personaje figure en «El Príncipe» de Maquiavelo; su habilidad y astucia están muy bien interpretadas por un Sancho que parece haber conseguido una gran comprensión de su ladino personaje.

Por lo demás, en cuanto a los muchos nuevos personajes, destaca toda la corte de Francia, especialmente la de Héctor Carballo como Carlos VIII de Francia, la cual, aunque tengo muy pendiente investigar si realmente el monarca era así, hay que reconocer que funciona dramaticamente.

La corte papal sigue sin funcionar ni a tiros, y aunque la interpretación del Papa Borgia encarnado por Jorge Bosch es algo más creíble, la tira por tierra la de Nacho Aldeguer, que debe de estar convencido de que interpreta a un personaje de una serie juvenil o algo así… lo más triste de todo, es que tienen a dos grandes personajes muy potentes de la historia, y que dan mucho de sí a nivel dramático; y los desaprovechan totalmente, es muy triste habiendo tantos actores competentes que podrían funcionar en esos papeles y darles el brío que merecen.

En cuanto a la corte española, mejora levemente la actuación de Colón.

Y hablando de una de las nuevas incorporaciones más comentadas, la de Irene Escolar, que se ha dedicado a decir todo tipo de estupideces sobre su personaje a todo aquel que ha querido publicarlo, de momento parece demostrar que lo único que ha leído sobre Juana I es el guión, porque su interpretación, aunque correcta dramaticamente, no es creíble, yo soy incapaz de ver a la Infanta Juana en ella.

El resto del reparto joven parece tener exactamente el mismo problema que ella: les faltan tablas y sobre todo, y muy principalmente, horas de revisión de documentación histórica de todo tipo, ya sean libros u obras de arte.

También es una pena que parece que han dejado de ofrecer mucha de la información suplementaria que antes ofrecían por la web. Muchas veces he alabado al teatro Real por su magnífica función didáctica hacia el espectador por medio de sus programas, revista… etc, que es un ejemplo perfecto de porque vale la pena un teatro público; pues bien, «Isabel» en este caso era lo mismo, su página web, sus curiosidades que se anunciaban para que se puedan ir a consultar en twitter eran un gran ejemplo del buen trabajo de la cadena pública y una razón que justifica su existencia… es una pena que haya disminuído el esfuerzo en este aspecto.

Por otro lado, me entristeció que no continuaran la serie con Juana I, aunque por otro lado, viendo a Irene Escolar casi mejor… pero al saber que Álvaro Cervantes supuestamente será Carlos I… mucho me temo que «Isabel» se quedará sin sucesores, en todos los sentidos. En serio, ¿pero quién es el director de casting de esta serie?, debe de ser un espía de las cadenas de la competencia, porque se está ocupando, muy concienzudamente, de hundir la serie a través del reparto artístico.

Tras varias emisiones: umm, «Isabel», tan ensalzada por mí a nivel hitórico continua y tradicionalmente, está empezando a dirigirse hacia la cuerda floja; comienza a haber demasiadas suposiciones, demasiado gusto por la pseudohistoria y el cotilleo barato frente a la Historia con mayúsculas, la «serie-ejemplo» por excelencia está empezando a tirar por un camino realmente peligroso. Esto se ve muy especialmente en todas las tramas de la corte borgoñona entre Felipe el hermoso y Juana, dónde la veracidad histórica cada vez sufre más, y, desgraciadamente, tampoco lo hace en favor de apropiadas licencias dramáticas, sino de tópicos más bien peligrosos que han acompañado muy desde el principio (cada vez parece más evidente que hay un equipo de guionistas dedicado a unos personajes e historias en concreto, como sucede en muchas series) la historia de la futura Juana I, y entre eso, y las nada convincentes interpretaciones de los actores, esta trama en concreto se hunde, muy especialmente en el caso de Irene Escolar, que parece que lo único que conoce de Juana la loca es la película de Aurora Bautista (aunque francamente, dudo mucho que sepa algo sobre eso siquiera), en la que parece estar basando toda su forma de actuar, un completo desastre.

Por lo demás, quizás pueda, para mi gran alivio, cambiar algunas de mis primeras malas impresiones; pues los guiones vuelven a ser algo triunfal, lleno de emoción y dramatismo, historias bien hiladas y personajes cautivadores; es posible que esta llegue a ser la temporada más emocionante (en todos los sentidos de la palabra) de «Isabel».

Todo ello lo afianza un perfecto apartado técnico en el que una sabia dirección tapa, habilísimamente, la injusta falta de presupuesto con planos cortos (algo que curiosamente no habían hecho nunca antes); sin embargo, el dinamismo y la capacidad de apasionar son las características más destacables de esta nueva temporada, todo gracias a la mencionada dirección.

Mayor y mejor riqueza visual, como si hubiera sido traída de las indias por Colón, «Isabel» consigue algo que antes se le escapaba, ser un placer estético para la vista, todo ello se debe a un presupuesto claramente mayor, pero también a un hábil equipo técnico que consigue mediante decorados, precioso vestuario y agradable fotografía, una serie que da gusto ver en todos los sentidos de la palabra, una belleza vamos. Y lo que es incluso más importante y meritorio, sin romper con lo anterior (que hubiera sido sencillo, teniendo la posibilidad), sin producir una clara y evidente incoherencia con lo visto en temporadas pasadas (puesto que, por ejemplo, los decorados se siguen reutilizando), siendo un magnífico ejemplo de transición y buen hacer.

Pero los actores siguen siendo el gran y enterno fallo de esta serie, acerca de los cuales, sigo coincidiendo en mis primeras impresiones (aunque, como ya dije, reconozca una mejora en la dirección de actores). Uno de los que aún no he mencionado, y que más dañino resulta a la vista es Francesc Garrido, con su interpretación del arzobispo Fonseca que no resulta verosímil en ningún aspecto, da la impresión de que él mismo no se la cree y está haciendo mal teatro; y además, no tiene química con ningún personaje, es como si fuera por libre permanentemente, como si no formara parte de la serie. Por encima, la cámara le odia a muerte y resulta totalmente antifotogénico.

Sin embargo, también sigo coincidiendo en mis primeras impresiones positivas acerca de los actores, por recordar alguna; tanto de la bella Jenner, y su siempre poderosa y madura interpretación; como de Sancho, que, aunque su personaje del Rey Fernando produce una ruptura quizás un tanto fuerte con lo anteriormente visto en las pasadas temporadas, quizás le favorece más (y es más histórico) el que abandone ese papel de galán de novela de caballerías por el de un político astuto y maquiavélico (nunca mejor dicho).

A todo esto, vuelve a aparecer información histórica en la web (aunque no demasiado amplia, se agradecería que lo fuera más y mejor documentada. Por otro lado, la galería de personajes -o un nombre así- no se puede ver) y también durante la emisión de los capítulos, donde se dice que puses el botón rojo, ¿a qué se referirán?, ¿alguien lo sabe?, porque el mando de la tele no es….

Tampoco quiero dejar de destacar algo de lo que creo que nunca había hablado hasta ahora en un imperdonabilísimo descuido: la música. Así, en una muy buena progresión desde la primera temporada, empezó de una manera más bien simple, hasta ir consolidándose y convirtiéndose en algo grandioso que sin duda logra crear escenas de lo más espectaculares y bonitas, convirtiéndose en una banda sonora que dignifica, aún más si cabe, una serie que destaca por sus múltiples excelencias, y como ya se está diciendo, su evolución musical (pues sin duda este apartado también se beneficio del aumento del presupuesto) es muy notoria y destacable.

Final de temporada y de serie: aunque se sabe, casi seguro, que la productora sí continuará la historia con Carlos I (aunque parece haber dudas sobre si denominarlo con el nacional «I» -de las Españas-, o el más internacional y orgulloso «V» -del Sacro imperio romano germánico-, personalmente creo que es mejor el primero) y parece que TVE ha dado el visto bueno. Sigo pensando que es una pena que se vuelva a despreciar así a Juana I, con una historia tan interesante y apasionante; aunque también puedo entender, que si quieren mantener el formato de las tres temporadas, a pesar de la larga vida de la infausta monarca, el tema no les da suficiente de sí, y es mucho más sencillo seguir, continuar tratándolo desde la perspectiva de Carlos I, de modo que se pueden mantener dos tramas importantes igualmente y a la vez. Esperemos que tengan pensado mantener a la gran mayoría del reparto, sería espantoso, y un grandísimo error, que pretendieran hacer borrón y cuenta nueva y que se deshicieran de todos los actores que tienen un personaje importante en este momento (independientemente de sus escasas calidades interpretativas; pues hay que reconocer que en algún caso, a pesar de resultar molesto visualmente, saldríamos ganando). Aunque mejor no hablemos de los rumores acerca del reparto artístico, puesto que ya he expresado bastante mi opinión al respecto.

Sea como sea, e independientemente de que «Isabel» vaya a tener una especie de spin-off (que supongo, no se podrá calificar como tal, sino que será una simple continuación, aunque sea con otro nombre), lo cierto es que la serie, tal y como la conocíamos (veremos, y esperamos con impaciencia, descubrir hasta que punto es todo esto que comentamos) ha finalizado, pues Isabel I, la Reina católica, ha muerto.

Poco más se puede añadir a lo hasta ahora dicho, de pocas cosas debo de retractarme para valorar definitivamente esta temporada y esta serie. Efectivamente es una de las grandes series que ha producido jamás RTVE y como tal debe de figurar, es más, tiene más merito que aquellos telefilmes o miniseries, puesto que esta sí tiene vocación de continuidad y siempre ha dependido de unas audiencias que la han respaldado incondicionalmente (como curiosidad, decir que, haciendo mi personal análisis sociológico; esta serie va mucho por clases, nivel educativo y cultural… pues es sorprendente como se divide la ciudadanía entre «Isabel» y «La que se avecina», y la verdad, no cuesta entender el porqué, ni detectar quien ve cual…). En definitiva «Isabel» ya es un mito, ya es historia, en todos los sentidos. Esto a nivel nacional, pero la verdad, la serie tampoco le tiene nada que envidiar a otras producciones extranjeras, ni siquiera a la todopoderosa Inglaterra con sus fastuosas producciones de la BBC (de hecho, en ciertos aspectos, «Isabel» recuerda a las de hace unos años, que tenían medios mucho más pobres); no hay duda, es un triunfo del audiovisual español, que además, y para nuestro gran orgullo, se está exportando a otros países, ¡ya está bien de conocer la historia de Gran Bretaña o la de EEUU!, ¡que ahora todos conozcan la del Reino de España!.

En cuanto a esta última temporada, mi dictamen final es que ha sido realmente buena, al menos a nivel dramático, aunque el capítulo final no me ha convencido en absoluto… demasiados cabos sueltos, demasiadas historias terminadas intencionadamente abiertas, no es un final de serie y deberían de haberlo planteado como tal; lo cual considero que ha sido un gran error, puesto que si no lo hubieran hecho así, de ese modo, facilitan que gente nueva se enganche a la nueva temporada con Carlos I, puesto que si consiguen partir lo más de cero posible, es mucho más sencillo para los ajenos a la serie empezar a verla. Y tampoco satisface al televidente que lleva tres años pendiente del tema cada semana, pues esperas ver un gran final, y te lo dejan así, todo como cojeando.

Pero por lo demás, la temporada ha sido realmente emocionante y con muchos momentos memorables a nivel dramático. E insisto en lo dramático, porque en algunos aspectos, el tema histórico está empezando a flaquear, lo dicho, empieza a haber demasiado gusto por la pseudohistoria y por el cotilleo vulgar, especialmente en todo lo que se refirió a Juana I, Felipe «el hermoso» y la corte de Flandes; es una ficción, de acuerdo, se pueden tomar licencias artísticas, por supuesto también; pero si algo había demostrado esta serie desde su primera temporada, era su espectacular capacidad para contar la historia de una manera magníficamente accesible y comercial, todo un mérito digno de Kenneth Branagh; ojalá no pierdan esa gran cualidad en el futuro, pues ello hará que la serie pierda credibilidad, y si eso sucede, perderá todo su sentido, y ya no tendrá lógica seguir viéndola.

También es desagradable ese obsesivo localismo catalán (¿qué pasa, que no sucedía nada en ninguno de los otros reinos?), entiendo que el creador sea de allí, ¡pero hay más sitios y acontecimientos interesantes!. Ello se nota especialmente cuando se tratan temas que son, de forma demasiado obvia, irrelevantes para el resto del conjunto, y aún así, se incluyen en la trama. Quizás, no sea tanto su culpa sino que se deba a algo tan simple como que, al fin y al cabo, las autonomías tienen un gran poder sobre el tema educativo, y cada uno es de su padre y de su madre, con lo que, siempre enseñamos la historia desde nuestra perspectiva; pero ello no necesariamente es disculpa, pues la estrecheza de miras se soluciona leyendo más y conociendo todas las versiones.

Sin embargo, hay que reconocer que ha sido emocionante desde el primer hasta el último capítulo, puesto que, incluso cuando ya sabes perfectamente todo lo que va a pasar, no hay momento en el que no sientas la intriga, el querer saber más, el ver las reacciones… etc.

En lo que respecta al reparto artístico y técnico, creo que ya he dicho todo lo que podía decir al respecto de ese tema.

Y tampoco se puede dejar de alabar el esfuerzo de la página web de TVE sobre la serie y todas sus curiosidades; indudablemente sería mejor si fuese más profunda (son textos escasos, sin citar fuentes relevantes y sin mucha posibilidad de profundización… está bien que pongan al principio una información resumida y escueta para el que sólo quiera aclarar alguna cosa por encima, pero debería de haber la posibilidad de saber mucho más y profundizar más a fondo); pero sí resulta interesante ver contrastadas las opiniones de dos historiadores y los diversos artículos que se escriben… he de reconcer que yo me enganché totalmente a ver la página justo después de los episodios.

Además están los complementarios «como se hizo», todo lo cual supone toda una absoluta delicia para el espectador… aunque lo que no se entiende es porque no se emiten también en la televisión, es absurdo que sólo estén en la web, podrían ponerlo antes o después del episodio, con la misma sabiduría con la que «La que se avecina» ha conseguido convertir sus «como se hizo» en programas antecámara; sin duda hubieran sido un gran éxito también.

Todo lo cual, como ya he comentado en otras ocasiones, legitima totalmente la existencia de un canal público, que no sólo produce una serie de gran calidad, sino que encima, crea todo tipo de contenidos interesantísimos alrededor de ella y de lo más didácticos, que permite profundizar más en el tema, como debe de ser; y, aunque sean mejorables, están en muy buen camino.

Tampoco se puede dejar de mencionar que hicieron preestrenos del primer y del último episodio… yo no pude ir, pero al parecer fueron un éxito.

En fin, aunque «Isabel» ha terminado, esperemos que tenga un digno sucesor, y que todos podamos seguir disfrutando y degustando tanta calidad en la cadena pública. Espero, con impaciencia, y una mezcla de emoción y temor, la nueva entrega de tan histórica serie.

Post scriptum 21-10-14: parece que haré todas las actualizaciones sobre el futuro de «Isabel» (que ya no se llamará así obviamente, la opción de «Carlos I» parece coger fuerza, ¡bien!) aquí.

Me ha llegado la noticia de que la actriz Blanca Suárez (que hace nada pedía publicamente trabajo al igual que Candela Peña en los Goya, si mal no recuerdo; que suerte que lo haya encontrado, puesto que la segunda creo que no tuvo tanta suerte) interpretará a Isabel de Portugal, esposa del César hispano. La verdad, ella como actriz no me entusiasma, pues es muy ñoña; pero quizás esa pueda convertirse en la principal virtud de cara al personaje, al fin y al cabo, la Emperatriz no tuvo una buena salud. Sin mencionar que, de cara al tema caracterización, bien hecha, Suárez podría ser idéntica, pues tiene unos rasgos faciales muy aproximados.

En todo caso, menos mal que descartaron a María Valverde, que, aunque incluso más ñoña que Suárez, sus interpretaciones suelen resultan insufribles y nunca verosímiles.

Sea como sea, el personaje de la Emperatriz Isabel es un poco de paso, por lo que sea quien sea, no creo que la veamos mucho. Aunque una buena elección de casting es un deber permanentemente pendiente en la serie «Isabel», como todos sabemos; en cualquier caso, parece que se sigue con la política de contratar estrellas… una vale, pero para el resto debería de usarse caras no conocidas, que destacaran por su talento o por su parecido con los personajes históricos en mi opinión (o ambas cosas, a ser posible).

Post scriptum 10-2-2015: ¡ya no hay vuelta atrás!, la serie «Carlos Rey Emperador» (buen título, al final no han tenido que elegir la numeración) ya se ha empezado a rodar.

Desgraciadamente, por lo que atisbamos, de sucesora de Isabel tiene más bien poco, algunos cargos técnicos (aunque Jordi Frades, el creador, se sale del proyecto) y casi ninguno artístico, exceptuando a Poncela (Cisneros).

Finalmente sí será Álvaro Cervantes el protagonista, lo dicho, no me da mucha confianza (a pesar de que jure y perjure que se ha documentado), pero tampoco la tenía en Michelle Jenner, y luego no he dejado de alabarla. Por lo demás, ninguno de los otros actores me convence en absoluto.

También presumen de que habrá más de 100 personajes históricos… a ver como desarrollan las tramas… no sé yo.

En fin, sólo queda verla para poder darle una oportunidad, no hay mejor opción.

Entre tanto, podéis consultar todos los detalles en esta noticia de la web de rtve.

 

TELECINCO

-La que se avecina: próximamente, y con unos pocos capítulos de perspectiva, comentaré mis primeras impresiones sobre la nueva temporada, ahora bien, la cosa parece tener muy buena pinta, si es que esta serie reconozco que siempre es una sorpresa para mí. Ahora bien, las referencias antimonárquicas no ayudan.

Tras varias emisiones: próximos al capítulo 100, la serie sigue en su dinámica habitual y no flojea, sigue siendo interesante para quien le guste ese estilo y ese tipo de humor. También alabar su cada vez mayor gusto por el género musical, pues en todas las temporadas parecemos encontrarnos un buen número musical bastante bien realizado.

La verdad es que no se puede decir mucho más puesto que, en realidad siempre es un poco lo mismo que ya se ha comentado hasta ahora en anteriores artículos recopilatorios (como este o este otro); ahora bien, hay que reconocer que ese «lo mismo» da resultado, y ya conoces el lema de la televisión, «si algo funciona, no lo cambies». Por otro lado, y aún siendo lo único que me parece medianamente interesante de Mediaset, no deja de ser un magnífico símbolo de este grupo y de la calidad de sus productos, y el como consiguen que productos que, en principio no tienen una gran calidad, sean aceptados y reclamados por el público.

No sobra decir también, que los personajes se vuelven cada vez más flojos en sus motivaciones e intereses; pero supongo que forma parte del juego aceptar esto.

A destacar en esta temporada los múltiples cameos, pretendiendo aumentar el requinte de la serie (aunque cuando en un programa de este género hay demasiado de esto, por lo general es mala señal y caso evidente de decadencia), unos más afortunados que otros, aunque, por lo general, se puede decir que no aportan nada (¡que hartazgo tengo ya del personaje de la chusa de Paz Padilla, de verdad!).

El capítulo 100: como la gran mayoría de las series (y muy acertadamente), en «La que se avecina» se ha decidido hacer algo especial con motivo de tan importante aniversario… una pena que la originalidad brillara por su ausencia; pues lo que hacen es Copiar descaradamente «El show de Truman»  (película que, por cierto, no es tan original como pudiera parecer, pues la resistencia de un personaje a serlo ya la encontramos en «Niebla» de Unamuno; aunque francamente, dudo muchísimo que Alberto y Laura Caballero gocen de tan excelsas referencias artísticas y literarias); y sí, me he expresado correctamente: hay diálogos y escenas que son dignas de una denuncia por plagio… y no, no me estoy confundiendo, no hay parodia ni homenaje, es apropiación indebida y descarada; algo que no beneficia nada a la reputación de unos creadores que ya fueron acusados, y muy criticados en su momento, de basarse en exceso en el cómic de 13 rue del Percebe para su anterior creación de «Aquí no hay quien viva»; una recriminación que, en mi opinión tenía una base no demasiado firme (los parecidos son evidentes, pero Ibañez tampoco inventó el modelo, en todo siempre hay una inspiración, y mientras no pase de ahí, se puede hablar de una nueva creación).

Supuestamente, este capítulo hubiera funcionado como final de serie, y quizás hubiera sido bueno, todo estaba pensado para eso, final excesivamente feliz e inverosímil en el que todos los personajes consiguen más de lo que hubieran deseado (lo que no suele funcionar, lo mejor que se puede hacer para un buen final es que los personajes se mantengan como están o ligeramente mejor; pero nunca excederse en ese aspecto porque siempre queda inverosímil); aunque también hubiera resultado decepcionante, debido al plagio.

En definitiva, un capítulo más bien poco afortunado y atractivo que pasará a la historia de la serie como uno de los más flojos.

Tras más emisiones: aunque el hecho de que se metan en política siempre es desagradable y peligroso (independientemente de que el tema en sí me importe más o menos, pero una serie de este tipo, y más siendo como es, no debería de buscar otra cosa que la evasión); lo cierto es que el capítulo de la obra de teatro ha sido una brillante parodia de los montajes contemporáneos; los acertados comentarios del personaje de Enrique eran buenísimos… sin mencionar la versión de Romeo y Julieta en sí.

Por su parte, el personaje de doña Fina no funciona para nada, y es lógico, es tremendamente antipático, niega toda implicación con todo, cerrado, y además es imposible alcanzar ningún tipo de identificación con ella. Su profundidad es tan nula y aparece tan de vez en cuando que es imposible integrarlo con los demás, es casi figuración con frase más que otra cosa. Sin mencionar que no parece haber perspectivas de que se desvele el secreto de porque sabe tantas cosas… y dado que el interés ya decae, pues vamos a peor. Cuando desaparezca, no será un personaje que se eche de menos en la serie; y esto es sobre todo culpa del guión y de la planificación de la temporada, que han sido incapaces de crear un lugar para este personaje que nunca está, ni se le espera. Una pena, porque podría haber dado mucho juego bien utilizado, y tal como va, languidecerá unos cuantos capítulos más, y desaparecerá con la misma facilidad con la que apareció (algo, por otra parte, demasiado habitual en esta serie, en la que incluso los personajes más queridos y consolidados vienen y van con una facilidad asombrosa, aunque por lo general, siempre en perjuicio del guión y del resultado final).

Final de temporada: supuestamente, volver no se han vuelto a emitir capítulos nuevos y como la programación de estas series suele ser tan extraña y variable… pues vaya usted a saber.

Esta temporada ha tenido sus buenos momentos, aunque no dejaré de insistir que el meterse en política, y más de forma tan populista, es algo negativo para la serie. Tampoco las estrellas invitadas funcionan (bueno, ni en esta ni en casi ninguna serie, es más suele ser síntoma de decadencia).

La serie se sigue caracterizando por su desorden y barroquismo, y aunque no creo que esta sea la mejor de sus temporadas, sí que ha tenido muy buenos momentos. En fin, no es una serie que uno pueda estar orgulloso de ver, pero a veces te divierte, y como ya decía aquella letra del musical «50 sombras!», «puede que haya quien diga que es una mierda, ¡pero a veces la mierda está bien!».

Lo que sí es muy de alabar es ese gusto por poner ese «making of» como programa antecámara, que además está muy bien organizado porque siempre suele ser del capítulo que ya se ha visto, con lo cual se redobla el interés. Quizás funcionaría mejor si se pusiese primero el capítulo y después el «cómo se hizo» correspondiente a este (y de ese modo evitar que la serie acabe tan tarde y poder acordarte mejor de lo que has visto tan recientemente…), pero bueno, es una decisión de la cadena claramente destinada a asegurar el prime time desde muy pronto.

 

TVG

-Padre Casares: con ansia esperábamos esta nueva temporada que este año se ha retrasado especialmente… aunque no sé por qué, una pena, puesto que siempre se la espera como agua de mayo, y yo me enteré de su vuelta casi por casualidad… y ya voy con retraso en el visionado de capítulos.

Lamentablemente, aunque el argumento de partida es muy bueno (un Delmiro converso), y sigue habiendo situaciones muy humorísticas, la serie está tirando por un camino muy peligroso. Y es que los personajes cada vez se vuelven más inmorales y carentes de escrúpulos (recordar mis comentarios sobre don Crisanto contra don Perfecto de la temporada pasada, algo que afortunadamente, parece haberse rectificado),lo cual impide la identificación con el espectador o que este sienta afecto por ellos, corriendo un serio peligro de volverse antipáticos, lo que llevaría a una serie de humor como esta, a la ruina directa.

Por otro lado, al menos de momento, creo que seguimos pudiendo hablar de una de las series que más y mejores risas ofrecen en la televisión nacional, todo ello gracias a un gran trabajo en equipo.

En cualquier caso, la temporada pasada también hablé de posibilidad de decadencia y, afortunadamente me equivoqué, y fueron algunas de las mejores de la serie, ojalá, una vez más vuelva a ser sólo una impresión pasajera. De todos modos, hay que ver más capítulos para juzgar adecuadamente.

Primeras impresiones: sigo confirmando lo ya dicho (y lo del tema de la antipatía es especialmente peligroso en el personaje de Lidia) y de momento no puedo aportar más.

Ahora bien, la originalidad y frescura de los capítulos es muy destacable, y sigue habiendo buenas situaciones humorísticas, aunque se echa de menos lo visto el año pasado de un argumento de fondo más continuado, pero para una serie de estas características no es en absoluto un imprescindible.

Tendremos que seguir viendo a ver como se desarrolla, pues de momento, sólo puede aspirar a ser una temporada normalita debido a todo lo dicho anteriormente, que aún así, sigue mereciendo la pena, pero que quizás, se acabe poniendo a ella misma en peligro por una mala evolución….

Final de temporada: esta nueva temporada ha sido tan inusitadamente corta que ni siquiera me ha dado tiempo de escribir un «Tras varias emisiones», aunque tampoco estoy teniendo tiempo para nada y voy con demasiado retraso en todo… sin embargo, «Padre Casares» es una serie tradicionalmente larga en la que da tiempo a escribirlo todo y con calma… yo no lo entiendo, porque encima este año empezaron tarde.

Tal vez tenga que ver con una noticia sumamente desagradable, pues se dice que la próxima, será la última y definitiva temporada de la serie. Así es, desgraciadamente, es muy posible que una de las mejores series de la TVG termine de forma definitiva, y la verdad, sin grandes atisbos de que vaya a haber nada mejor en perspectiva (lo cual tampoco sería una compensación, por otro lado, puesto que una buena serie siempre es una buena serie, y se le coge un cariño que no sustituye nunca ninguna otra).

Bien es cierto que esta última temporada no ha destacado por ser la de más calidad, y que quizás ha estado un poco floja, pero esa me parece precisamente la principal razón para no permitir que la serie termine ahora, porque, ¿cómo vas a terminar una de las grandes series míticas, de las más importantes dentro de la historia gallega en esta decadencia absoluta?, ¿de verdad se puede permitir que termine sin remontar? mala idea.

En cualquier caso, que la serie haya experimentado un pequeño bajón y una lígera caída de inspiración (unida a una escasa originalidad de la que el último capítulo fue especialmente adalid, o el de la independencia, tema tan parodiado en otros programas como «Pratos combinados» -en un capítulo realmente brillante y como siempre pionero en esta serie siempre precursora- o «Air Galicia») tampoco es razón para terminarla definitivamente, volverá a remotar, no sería la primera vez.

Así pues, sólo nos queda esperar que la que hemos visto, no sea la penúltima temporada de la serie, sino una más dentro de otras muchas que vendrán; y además, lo único que necesitan para recuperarse es muy sencillo: volver a los orígenes de la serie, recordar qué funcionaba y porqué, qué es lo que ha provocado que esta serie sea un éxito absoluto.

Pero volviendo al tema de la recién terminada temporada, aunque nos encontramos con el gran problema de la degradación de los personajes, muchos de los argumentos no estaban mal, y aunque las risas no fueron tan abundantes como en otras ocasiones, la serie se seguía viendo con mucho agrado.

Siempre alabaré el gran reparto coral en el que destacan todos por igual; con la quizás excepción de Avelino Gonzalez que interpreta a Miñato (uno de los pocos personajes que desee que desaparecieran -junto con Josito o Urbano, por ejemplo, con el tiempo esos deseos se han visto cumplidos-, y ahí estuvo siempre, persistente), porque, ¿de verdad alguien se lo cree?, ¿en serio a alguna persona le parece verosímil ese intento de Casanova versión payasa?, si fuera el típico que presume pero luego no consigue nada, si fuese una parodia donjuanesca, se entendería el personaje, pero es que nadie se lo cree como ligón número uno (sin mencionar que estoy convencido de que el actor es muy gay, y si no lo es, o sobreactua de forma que tiene mucha pluma o yo no sé que pasa ahí, en todo caso, nunca jamás he sido capaz de creerme su personaje). Por su parte, Pedro Alonso ha encontrado su lugar como obispo, y hay que reconocer que llega a echársele de menos en algunos capítulos, algo que nunca me había pasado cuando él era el cura de la parroquia. Del resto, como siempre, y a pesar de los poco afortunados diálogos que les han tocado en gracia ultimamente, sólo se pueden decir alabanzas.

En definitiva, «Padre Casares» puede y debe continuar, pues es la única manera de que se reencamine de forma necesaria y urgente, acabar con la serie ahora sería una claudicación extremadamente humillante y una cobardía que ningún fan de la serie podría perdonar.

 

LA 2

-El palco: es un auténtico milagro que una de las mejores apuestas de la televisión de los últimos años (de esas que realmente legitiman la existencia de un ente público) sea vista por alguien, pues el maltrato al que someten al espectador es innombrable. Primero iba a ser emitido todos los domingos; después sólo el último de cada mes; y ahora debe de ser cuando se produzca la confluencia entre venus, saturno y además haya eclipse de luna acompañado de unas ligeras precipitaciones. En definitiva, es un programa imposible de seguir, y que sólo se puede ver, o estando muy atentos, o de pura casualidad.

La nueva temporada nos trae novedades, entre otras la desaparición de Ainhoa Arteta como presentadora, y su sustitución por… ¿alguien más competente y cualificado?, ¡jajaja, pero como me rio! (por no llorar), ¡pues no!, su sustituta es Ana Vega Toscano, cuya más importante credencial para este puesto es ser la nueva directora de Radio nacional clásica; y vamos a entendernos todos aquí, no cuestiono que su formación sea tan amplia y meritoria como su falta de carisma, capacidad oratoria, fotogenia y, en definitiva, nulo desenvolvimiento ante las cámaras.

Y bueno, ya poniéndonos frívolos, Arteta sería absolutamente incapaz de entender el concepto de marca televisiva o cambio de plano (aunque yo estoy convencido de que eso era parte de una pérfida realización, porque no se comprende semejante desastre), pero al menos era guapa, porque esta señora nueva es tan feucha… está mal decirlo pero es así. Tampoco la acompaña la simpatía, y en cambio sí la caracteriza una gran y aburrida monotonalidad (esperemos que no presente nada en Radio Clásica, que ya bastantes y selectos locutores tienen en ese aspecto), sin mencionar una falta absoluta de pericia presentando, además de una total incomodidad y falta de desenvoltura ante las cámaras.

Y terminando con lo malo, por encima, si ya tenían unos créditos de inicio bastante espantosos, de los cuales lo único salvable era la música, ahora ni eso, porque la han quitado.

Pero vamos a hablar de lo bueno, que algo hay, y es que RTVE ha firmado con el INAEM un acuerdo gracias al que se pueden grabar distintas producciones, lo cual es muy importante, pues puede acercar esa cultura a todo el mundo (tanto a los que están en Madrid, y no pueden acceder fácilmente a ello; como a los que viven lejos y no pueden disfrutar de los últimos montajes de la capital y gozar de su ambiente cultural), labor primordial y prioritaria que siempre deben tener estas instituciones, que para eso son públicas; ojalá el asunto prospere.

Sin mencionar que, para los que sí podemos acudir a ellas, siempre resulta un placer volver a verlas, o incluso, si gustan especialmente, grabarlas para conservarlas siempre y visionarlas de nuevo cuando quieras.

Otra de las maravillosas mejoras del programa es que los «cómo se hizo» se han ampliado con entrevistas más largas, profundas y a más gente, lo cual es una auténtica gozada para todos los aficcionados.

En definitiva, un programa que es más recomendable por lo que se ve en él que por como lo hacen; tan mejorable como imprescindible.

Tras varias emisiones: a parte de que sea un milagro celestial el conseguir ver este programa (por todo lo comentado y mencionado mil veces), que por encima, apenas se mantiene un poquísimo tiempo en internet, por lo que si te lo pierdes… menudo desastre, que pésima gestión que clama al cielo.

Por otra parte, no parece que la señora Vega tenga finalmente muchos deseos de continuar en su peripecia como estrella del audiovisual… pero Arteta ya no vuelve, ¡pobre Ainhoa!, ha sido vilmente utilizada como forma de promoción (no sabemos si del programa, o de los modelitos que lucía en cada uno, que siempre iba muy bien reseñado por quien habían sido diseñados); en fin, parece que nuestro maltratado programa, encima se ha quedado sin presentador (si no queréis pagar el caché de la Arteta, ¡hay más cantantes!, ¿es que nadie se da cuenta?); que desgracia ver semejante vejación para una de las mejores emisiones que mejor reflejan la importancia y necesidad de la televisión pública (porque para que me pongan programas de zapping, ya tengo las privadas).

Por su parte, los muy necesarios «cómo se hizo» son tan aceptables como vacuos, ¡una mayor profundización, por favor!.

 

NOVA

-Downton Abbey (5ª temporada): como últimamente no tengo ni tiempo de consultar la programación de la televisión, me enteré de pura casualidad que ya habían puesto toda la quinta temporada en Nova y yo sin enterarme… pero como, afortunadamente, vivimos en una época en la que no es muy difícil conseguir cualquier producto audiovisual, ahí me lancé al visionado de la serie. Como la he visto toda seguida, y encima después de que se estrenara en televisión, me pareció absurdo ir haciendo comentarios (como hago habitualmente) con el transcurrir de los episodios.

Es un hecho, «Downton Abbey» está en decadencia y caída libre (parafraseando el título de la obra del británico autor Waugh); aún es visionable, pero como ya apuntaba cuando valoraba la 4ª temporada, empieza a haber demasiados síntomas de desgaste y de barroquización.

Siempre he admirado esta serie por su calidad, sobre todo porque fue capaz de hacer interesante un microcosmos tan cerrado como una casa aristocrática de finales del siglo XIX y principios del XX, y siempre fui perfectamente consciente de que no lo tenían nada fácil para que funcionara y no acabara resultando aburrido; pero durante tres temporadas lo consiguieron, vaya si lo consiguieron.

Sin embargo, esta 5ª temporada es la perfecta demostración de que a los guionistas se les han acabado las ideas y ya no saben que hacer (por lo general, no suelo creer que un tema está agotado, quizás con un nuevo equipo muy competente la serie podría resurgir); de modo que la serie se barroquiza cada vez más y está tirando, de una manera extremadamente peligrosa, hacia el culebrón barato (¿cómo es posible que haya tantos amoríos en una misma casa en unos meses?, ¡qué pesadez!) y lo que es peor, a la constante repetición de argumentos o variantes de estos que sólo son la demostración de que se ha acabado la imaginación y la creatividad en el equipo de guionistas de la serie. A causa de este barroquismo, los personajes tampoco salen bien parados, y cada vez rozan más lo absurdo e inverosímil; de modo que la serie acabará por deformarse completamente. Eso sin mencionar las incoherencias, cada vez más frecuentes (aunque debo de admitir que admiro bastante la elegancia con la que hacen entrar y salir personajes en esta serie, salvo algunos casos, suele ser bastante natural, algo que, para un producto con las características citadas, no es nada fácil).

No digo que «Downton Abbey» no siga teniendo sus virtudes, pues algunas las conserva (es más, cuando más interesante resulta es cuando se cita hechos históricos, incluso no estando bien gestionado esto, pues suelen estar muy ligados a la historia británica y demasiado poco explicados para mi gusto), pero estas se están empezando a deformar también; y así, el drama comienza a convertirse en comedia involuntaria puesto que la verosimilitud y los excesos de la serie cada vez son mayores; no digo que no hubiera cosas que no funcionaran, pero fueron las menos en comparación con el resto del conjunto.

Y es que la conclusión de esta temporada bien podría ser (si uno analiza ligeramente la situación del conjunto de la historia y de los personajes) que todas las mujeres Grantham son unas guarras cuyo único interés es aparearse con el hombre que les quede más a mano a la mínima oportunidad (bueno, si fueran sólo ellas, según esta serie) y los hombres ingleses unos estúpidos que no se enteran de nada. Por su parte, y mientras los señores están ocupados fornicando, o intentando conseguir tan obsesivo anhelo; los criados se dedican a cometer todo tipo de crímenes penados por la ley, y a entrar y salir de la cárcel con la misma naturalidad y holgura con la que van a la tienda de ultramarinos del pueblo; cosa a la que los señores no le dan mayor importancia, pues tienen la cabeza puesta en otras cosas. Y los personajes que no están haciendo ninguna de las cosas citadas, se entretienen en algo tan intrascendente como poco creíble. Conclusión: que mal vamos.

En definitiva, la quinta temporada de «Downton Abbey» aún sigue siendo visionable; y, aunque pienso seguir viendo la serie (soy demasiado leal), no tengo muchas esperanzas en su futuro (a menos que haya un enorme giro de timón), y según lo que he sabido, las audiencias tampoco. Yo por mi parte, lo dicho, mantengo mi interés pero con bastante escepticismo.

 

LA 1

-Españoles en el mundo: sobradamente he dado ya mi opinión sobre este decadente programa; todo un milagro inexplicable que siga programándose; ¿pero que encanto tendría la vida sin un toque de absurdo?. 

 

Novedades:

TELECINCO

-Cazamariposas VIP: como no, un programa a la altura de la cadena que lo emite. Reconozco que pensaba verlo sólo una vez, y sólo me había atraído porque en la sinopsis del programa se hablaba de la participación de diversos profesionales, como revistas de moda, y sobre todo, lo que más me llamó la atención, webs y blogueros (pues en este país -en EEUU es otra cosa, hay quien se ha encumbrado a lo más alto gracias a escribir en la web, como el famoso Pérez Hilton- no parece que sea algo que se tenga en cuenta, ¡y que conste que no es envidia!); parecía un formato nuevo e interesante….

Pero resultó ser un programa basado en la idea de «cuánto más cutre mejor», por no haber, ni siquiera hay un plató decente para que los presentadores puedan presentar, aún llegaré más lejos, si hubieran colgado los programas en youtube, yo pensaría que son aficcionados que hacen eso por gusto.

Sus intentos de reportajes alcanzan el colmo del patetismo, y se basan en la crítica más vulgar y chabacana, en intentos de escándalo que no lo son y en, simplemente, no tener material. Por supuesto la vulgaridad campa a sus anchas.

En cuanto al equipo que forma el programa, se aseguraron el seguimiento con la hija de Isabel Pantoja, a la que rápidamente han puesto verde (¡en su propio programa!, ¡qué cadena, qué cadena!) pero que seguirá ahí dando polémica; tengo que decir que  yo sólo vi unas imágenes de su sección (o lo que sea) y una entrevista posterior, pero lo que sí vi fue al resto, y francamente, ninguno es una maravilla que pueda presumir ni criticar a nadie; la única que se salva minimamente es la presentadora, por guapa y por natural, ojalá encuentre algo decente y esto quede como algo para olvidar en su carrera profesional. El resto no tiene salvación posible.

En cuanto a los chicos, parecen sostener una furiosa y reñidísima competición por ver quien es más gay (justificando de ese modo el disparatado título del programa, supongo que «Cazamariposones» era demasiado obvio…), a veces parece que estás viendo las fiestas del orgullo en vez de un programa de televisión (aunque siempre se ha dicho que telecinco es una cadena de ambiente, parece que les gusta legitimar esta afirmación). Destaca especialmente el presentador, que a falta de talento, bueno es sonreír sin venir a cuento y fingir una forzadísima naturalidad de malísimo actor.

En definitiva, un programa «antecámara» que sólo tendrá audiencia si lo que viene después es minimamente bueno… y aún así le costará. Carece de originalidad, no podría ser más cutre, y nos ha demostrado que Telecinco siempre consigue superarse a si misma, realmente han triunfado de nuevo: ¡han conseguido elaborar la basura de la telebasura!.

 

-Las aventuras del capitán Alatriste: esta noche se estrenará esta serie tan pregonada (y que yo mismo he mencionado recientemente debido al estreno teatral de la hija del autor de la saga novelística) que yo, la verdad, veré, pero desconfío bastante (a lo mejor eso la beneficia). Las razones son muy simples: 1. las adaptaciones de Pérez-Reverte suelen ser, por norma, entre malas y muy malas (o incluso peores); 2. el reparto, en una primera impresión, parece que no podría ser peor escogido; 3. la produce Mediaset… que miedo.

A favor sólo queda que las fotos de promoción son muy buenas y el vestuario parece espectacular… pero como sea eso lo único, mal vamos.

Tampoco habla muy en favor de la serie que no se haya rodado en España (como si no tuviesemos patrimonio suficiente para utilizar) o la múltiple implicación de extranjeros tanto en el reparto técnico y artístico que no parecen favorecerla nada.

Bueno, no tardaremos en saberlo.

Primeras (y últimas) impresiones: estaba visto, la nueva adaptación de «Alatriste» es un completo e insalvable desastre. Además es de esos fiascos que se ven venir, que apenas ves unos segundos y ya sabes, por una extraña pero certera y aplastante intuición, que el conjunto va a ser insalvable; sigues viendo para ver si acabas por ser desengañado de esa primera impresión, pero cuantos más minutos pasan más claro se ve, más evidente se vuelve, y más se confirma lo malo que es lo que estás viendo.

¡Ay!, por donde empezar… de acuerdo, hablemos brevemente del material de partida; lo cierto es que a mí en general no me entusiasma Pérez-Reverte como novelista, y creo que escribe lo que a él le gustaría leer. En cuanto a «Las aventuras del capitán Alatriste», sólo explico su éxito en la pereza que le da a la gente ver que «Los tres mosqueteros» (que también sufrió su propia e infame adaptación en serie con la que nos horrorizamos recientemente… afortunadamente no duró mucho, su merecido y anunciado fracaso fue pronto ratificado por la audiencia) es un libro tan viejo y tan gordo… pero lo cierto es que la saga de Pérez-Reverte (y estoy seguro de que él es consciente de ello) no le llega a la suela de los zapatos a la de Dumas, y es un mal homenaje en versión española (no hay que subestimar el toque nacionalista) que nunca termina de funcionar. ¿Cómo se explican las ventas entonces? bueno, la novela histórica de aventuras casi siempre funciona bien, y la capa y espada vende… lo dicho, cualquier cosa menos coger el ajado tomo de la polvorienta biblioteca, ¿para qué vamos a leer clásicos en libros con olor a viejo cuando tenemos best-sellers con olor a recién salido de imprenta?; es triste, pero mucho me temo que es así.

En definitiva, la saga de «El capitán Alatriste» está muy lejos de ser una obra maestra de por sí; aceptable y medianamente entretenida, tal vez, pero nunca notable; con lo cual, dado que el material de partida ya no es muy rico, a menos que esté en manos de un genio (como se ha dado varias veces el caso en el cine), difícilmente lo podrá ser la adaptación (y tampoco importa mucho, puesto que Pérez-Reverte, piensa igual que las prostitutas de «Los miserables»: «mientras paguen, déjales hacer»).

La película ya fue pésima, pero en comparación con esta serie, es una maravilla, puesto que en la versión televisiva falla todo, pero absolutamente todo, no se salva casi ni el apuntador.

Ya prefiero no entrar demasiado en que encima es una mala adaptación y todas las imprecisiones e invenciones históricas porque eso da para una tesis doctoral. Llega con decir que la serie es una catástrofe absoluta, tanto como adaptación como cómo serie histórica. Siniestro total, no hay más; todo fallos: los hechos históricos directamente se la repampinfla; y son incapaces de llevar a la pantalla decentemente el libro en ningún aspecto, sin mencionar que cambian cosas que no vienen a cuento, y que encima no sólo no benefician al resultado final, sino que lo perjudican totalmente.

A ello ayuda mucho un completo desastre de un guión absolutamente insalvable en el que los diálogos dan mucha, pero que mucha risa (y encima no se aprovechan bien las escasas buenas ocurrencias de los libros originales de Pérez-Reverte, que podrían dar de si a nivel dramático); la historia no está bien organizada, está muy mal contada… tanto que necesitan andar poniendo cartelitos para presentar a los personajes. Pocas veces he visto tantísima torpeza en un guión, tanta falta de profesionalidad y recorrido; quizás los carteles mencionados son el mejor ejemplo de ello, pues ante su incapacidad absoluta para hacer lo más básico para contar un relato, como es presentar a sus personajes, se ven obligados a recurrir a un efecto digital, qué vergüenza.

Y es una pena, porque se ve el gran esfuerzo de producción; pero incluso ese desmesurado afán ha sido un completo error. Así, se dedican a reconstruír todo el Madrid de los Austrias (en plan la Metro-Goldwyn-Mayer), habrán gastado una ingentísima fortuna en ello; y todo para nada, puesto que todos los decorados se perciben como absolutamente falsos desde el primer momento (sin mencionar los mencionados errores históricos por doquier) y desagradables a la vista en su tosquedad y acartonamiento. Y lo peor, es que no dejas de pensar en toda la cantidad de patrimonio que hay en España y lo fácil, y lo bien que hubiera quedado, que hubieran utilizado localizaciones….

Quizás esta serie se caracteriza precisamente por eso: un cúmulo de malas decisiones, una tras otra, una tras otra… y encima da la impresión de que ves algo cutre y sobre todo, nada verosímil

Del resto del apartado técnico tampoco se puede hablar mejor: la fotografía pretende dar colorido a la serie pero sólo logra revelar y resaltar todos los defectos de lo que se ve; el vestuario parece de carnaval, y no me explico quien se ocupa de gestionarlo, porque siempre aparece tan bien planchado, nuevo, limpio, perfectamente recién hecho (¡incluso después de una pelea a espada!); es como si lo hubieran comprado en una tienda cara de disfraces, pero aún así, se nota lo que es.

La dirección, es algo penoso, parece de estudiante de la Escuela de cine que bastante tiene con saber donde colocar la cámara (aunque en eso no se complica mucho la vida, planos medios y plano contra plano casi todo el rato; que pesadez, que aburrimiento, cuanto academicismo) porque dirección de actores nula, ¿para qué?, ¡qué hagan lo que les de la gana!.

Pero los actores son de lo peor del producto (y ya hay que hacer para conseguirlo), ya comentaba antes lo poco adecuados que me parecían, y ahora confirmo absolutamente; la única que se salva medianamente es la casi siempre eficaz y correcta Aura Garrido, pero no es difícil brillar entre tanto desastre.

Aitor Luna no lo hace del todo mal (contra todo pronóstico) pero no es Alatriste (apuesto cualquier cosa a que no leyó ni uno de los libros), no es el personaje, hace otra cosa distinta que no tiene que ver (en su defensa diremos que el guión hace lo mismo, aquí cada uno hace lo que le da la gana), que se queda en algo medianamente visible y aceptable.

El resto del reparto, estoy convencido de que no se toman sus papeles en serio, es más, me da la impresión de que hasta están a punto de reírse al finalizar sus frases, siendo conscientes de lo malo que es lo que están haciendo, pero de algo hay que comer. Así, inician un campeonato de las peores interpretaciones imaginables, los iría nombrando uno a uno y todo lo que hacen mal pero me parece una pérdida de tiempo (aunque quiero destacar a Diana Gómez como la infanta; pues es incapaz de decir una sóla frase que suene verosímil).

Y lo peor son los extranjeros a los que se les otorgan papeles para los que su acento los hace nulamente verosímiles y que no les van nada; que el Príncipe de Gales y el Duque de Buckingham sean interpretados por ingleses, es lógico y natural… pero que María Castro, o peor, ¡el Conde-Duque de Olivares!, sean interpretados por extranjeros ya me parece imperdonable e intolerable (y además, ¿qué pasa?, que no hay actores medianamente decentes en este país o qué?). Vale que es una coproducción, pero si vas a meter gente de otros países, hay muchos puestos técnicos. En cualquier caso, por supuesto, estos actores son incapaces de legitimar el haber sido elegidos con su talento, o al menos disimularlo minimamente. Pero, en cualquier caso, como los actores españoles también rivalizan con ellos en conseguir el máximo desastre interpretativo, pues sólo son una desagradable anécdota más que añadir a las catástrofes de esta producción.

Y desde luego no los han elegido por su parecido físico con los personajes históricos, puesto que no podrían estar más apartados de ello… sin mencionar que no me explico como consigue Carmen Sánchez los papeles, casi nunca le van, y tampoco es muy buena actriz (pero debe de tener unas influencias y unos contactos espectaculares…); en «Ángel o demonio» coló e impresionó; en «Isabel» ya nos íbamos dando cuenta de que su registro interpretativo tenía un límite bastante claro; pero en «Alatriste» es que ya no pega ni con cola a ningún nivel en el papel de la bella y arrebatadora Angélica de Alquezar, forzando y poniendo contra las cuerdas toda la credibilidad de un personaje tan importante. Y lo peor de todo, es que creo que esta joven actriz está forzandolo todo aceptando unos papeles que van a hacer más bien poco por su carrera, pues no le van absolutamente nada.

Al final, la sensación que te produce es que has estado viendo una obra de teatro de un grupo aficcionado muy malo que ha hecho lo que ha podido para reproducir una época del pasado… algo imperdonable para una coproducción en la que se ha invertido tantísimo dinero. Lo peor de todo, es que no me explico que estuvieron haciendo los ejecutivos de televisión o los responsables de esta serie para no darse cuenta de lo malo que era el material y como nadie hizo nada a tiempo para solucionarlo, yo soy incapaz de entenderlo. Y mucho me temo que el público tampoco (cosa que nunca se sabe, yo jamás me explicaré el éxito de «Aguila roja»), las audiencias no han sido buenas, y Alatriste parece condenarse muy merecidamente, no es para menos, la propia serie se había sentenciado a si misma al permitirse un desafuero tras otro y que todos los implicados en esta permanecieran indiferentes ante tanto desmán. Tienen exactamente lo que se merecen.

Aunque bueno, la serie la hacía Mediaset, así que, ¿se podía esperar otra cosa?; han puesto tanto esfuerzo en convertirse en el grupo mediático de la telebasura que lo consiguen incluso involuntariamente, será ósmosis audiovisual.

Yo por mi parte, no volveré a perder ni un segundo en esta serie, ya tuve suficiente; y francamente, no creo que lo hagan ni siquiera ninguno de los implicados, a todos se les nota que no se toman el tema en serio, y un cierto mohín de desdén hacia el producto que se supone que tienen que sacar adelante y defender; no es para menos.

 

CUATRO

-Adán y Eva: confieso que como todos, vi este programa por el morbo, pues me resultaba inconcebible que algo así pudiese programarse.

También estaba casi seguro de lo que iba a opinar (e incluso de lo que acabaría escribiendo en el blog): que era una vulgaridad, que sólo se trataba de los típicos frikis sin oficio ni beneficio, y aún menos nivel cultural, que sólo son elegidos y presentados ahí como ejemplo de proyección negativa para que el público vea alguien inferior de quien reírse, o como un peligrosísimo ejemplo para los jóvenes, pues no faltan quienes creen que triunfar es salir desnudo en Interviú… seguramente me hubiera extendido mucho escribiendo acerca de que lo peor no son los participantes, sino las mentes poco imaginativas y prosaicas a las que se les ha ocurrido un programa carente de toda creatividad, y peor aún, los que dieron el sí para que se produjera y finalmente acabase en la parrilla televisiva, pues ya hay que estar desesperado y no tener nada, pero es que nada que programar para emitir algo que da tanta vergüenza ajena… etc.

Probablemente hubiera escrito también, acerca de como existe una norma no escrita que diferencia el erotismo de la pornografía, que es tan simple como que en la primera no se muestran los genitales. Seguramente me habría preguntado acerca de cómo podemos ser una sociedad tan decadente y con tan poca vergüenza propia como para permitir que algo así se exhiba publicamente; quizás incluso haría alusión a la película «Ginger y Fred» de Fellini, el cual, aún parodiando brillantemente en su filme lo mala que era la televisión italiana en su época, nunca hubiera imaginado que sus compatriotas consiguieran hacerla incluso peor; o como Mediaset y telecinco se han ganado, tan merecidamente y a pulso, en los foros de internet, los apodos de «Mierdaset» y «Telecirco», ambos conceptos no muy políticamente correctos, pero sí definitorios y sobre todo auténticos (y para muestra un botón, ver la otra crítica del programa de este mismo grupo en este mismo artículo justo arriba)… etc.

Sin duda hubiera hablado de todo esto, si no fuera porque… el programa es una farsa, y se nota. Estoy casi seguro, de que todos los que salen ahí son actores (es más, alguno me suena de verle como figurante o en algún pequeño papel en alguna producción); por supuesto, todo está guionizadísimo, y recuerda mucho al caso del programa «Next», otro programa de citas en el que también, todo estaba perfectamente amañado.

Y es que todo está sumamente calculado, las frases que sueltan no son normales: son demasiado tontas, excesivamente frecuentes, y desmesuradamente evidentes para que cuelen como reales; sino haced la prueba, id al programa y marcad en la línea temporal tres minutos distintos, seguro que en cada uno encontráis una perla a cada cual peor que la anterior, ¿casualidad!, ¡venga hombre!. Fácilmente se podría hacer aquí una recopilación de ellas, pero me niego a copiar y pegar el claro trabajo de un equipo de guionistas cuyas frases son tan excesivas, que acaban por no resultar naturales, no hay quien se crea esas situaciones; pero lo dicho, están pensadas para que cualquier expectador se sienta muy superior y vea en ellos alguien de quien burlarse y decir «¡mira que tonto es ese!», cuando realmente sólo están demostrandose a si mismos su propia estupidez al ver un programa como ese; el cual, y esto es lo más divertido, tiene sus pretensiones intelectualoides (para justificar y aumentar el escándalo), sólo hay que ver la cita con la que empieza o las referencias bíblicas.

En definitiva, es demasiado manifiesta la búsqueda del escándalo gratuíto, de la provocación evidente, tanto, que como espectador te sientes estafado.

Es pues, un programa a la altura de Mediaset y Cuatro (que desgracia para esta cadena haber sido absorvida por este grupo, con la calidad que llegó a tener… y que bajo ha caído), infame grupo de comunicación que tiene claro que se dirige a un telespectador de la más baja ralea, aún diré más, su espantoso desprecio hacia los televidentes es de denuncia, toda su programación se basa en la chabacanería y la vulgaridad más espantosa, en el insulto más descarado hacia el público, no es una cadena televisiva, es una falta de respeto, una bofetada en la cara hacia aquel que enciende un televisor, una patada en… vamos a dejar el tema.

Y los actores que han cogido, bueno, se dedican a sobreactuar haciendo su personaje (tomad nota de los acentos de las chicas, ¡por favor, ni que fuesen actrices del método!, un poco vale, pero tan extremadamente exagerado…). Otra cosa que me lleva a creer que son actores es que es bastante improbable que otras personas aceptaran eso de ir a desnudarse en la televisión gratuítamente sólo por la posibilidad de «encontrar pareja».

En cuanto a los desnudos, bueno, es la razón por la que el programa llama… pero como todo escándalo, es instantáneo, al poco ya ni se nota ni te importa (a mi me costó seriamente acabar la hora que dura el programa, pero tengo esa costumbre, de acabar lo que empiezo); aunque tengo que reconocer, y más cuando yo suelo tener gran rechazo hacia el tema del desnudo gratuíto, que en algunas ocasiones se creaban imágenes bellas, casi como de obra de arte: con los colores de la naturaleza, los cuerpos desnudos… etc, no pude evitar hacer la relación y tener una cierta degustación estética.

Ahora bien, lamentablemente ahí se queda todo, en el programa intentan engancharte cambiandote los participantes cada semana (lo dicho, unos mismos desnudos continuamente cansan, no son aliciente para volver a verlo), pero a mi otra vez no me vuelven a coger. Y es que el programa es el refrito habitual en estos casos, siempre lo mismo una y otra vez, con el mismo montaje, los mismos efectos de sonido y músicas, idéntica realización vista cien veces… la idea ya carecía de originalidad, y el desarrollo también, nula innovación en un programa cuya única pretensión es crear una provocación gratuíta pero que, lógicamente, superada esta, nunca podrá ser de largo recorrido, aún diré más, en tres programas estoy casi seguro de que se ha hundido la audiencia; puesto que es seriamente aburrido, pero realmente pesado, porque, como ya digo, es lo mismo que has visto mil veces, y encima falso, con un lígero intento de aumentar lo picante. Lo dicho, ver y a la merecida nada de la que nunca debió salir.

En cuanto a la presentadora, Mónica Martínez, una sosias de Amaia Salamanca, y a la cual más de uno se habrá quedado con ganas de ver desnuda (es quizás el gran fallo del programa para todo buen salido) pues está de muy buen ver; apenas se la ve, y tampoco importa demasiado que esté o no esté pues nadie se fija en ella. Y da un poco de pena, porque seguramente lleva mucho tiempo esperando una oportunidada como esta, y ahora es invisible. Bueno, pero tranquilos, pues ya intenta remediarlo ella por su cuenta soltando «perlas» en la web de Cuatro.

-Gym Tony: en principio recelas, y recelas mucho, estás convencido de que no puede ser buena, y mucho menos siendo diaria y un programa antecámara.

Pero sorprende, y sorprende mucho; desde luego no es una obra maestra, aunque si se desarrollara más, podría llegar a ser realmente muy buena. Quizás lo mejor que tiene es que no está demasiado trillada, sus argumentos no suenan a vistos mil veces, a pesar del evidente y predecible formato de sitcom que tiene, por alguna extraña razón, consigue tener algo especial, resulta aceptable e incluso buena (pese a que probablemente no lo pretendía en absoluto).

En todo caso, el mérito no lo tienen los actores, a cada cual más espantoso y sobreactuante, que tu personaje sea un estereotipo, no significa que debas de interpretarlo como si fueses una caricatura, ¡por favor!. Curiosamente, los más conocidos parecen querer un personaje que los desencasille de sus trabajos anteriores, pero eso les lleva a moderarse de tal modo que acaban por no tener ninguna gracia (véase Antonia san Juan o Santi Rodríguez); ¡qué gran ironía!.

Por lo demás, es una propuesta de ocio sorprendentemente aceptable e incluso buena, yo no hubiera apostado nada por ella; pero es lo bueno que tienen estas cosas, que siempre te sorprenden.

 

TVE

-Cachitos de hierro y cromo: un vulgar programa de zapping con pretensiones (porque incluye videos históricos de la cadena… ¡uy qué mérito, qué idea superinnovadora que no se le ha ocurrido a nadie en el mundo mundial!), presentado por una nada carismática chica llamada Virginia Díaz que parece que pasaba por allí (uno empieza a preguntarse porque parece ser requisito para TVE que ninguno de sus presentadores tenga capacidades, cualidades o un mínimo talento para su propia profesión, desde luego, el caso más conocido es el de Mariló Montero con sus continuos escándalos un día sí y otro también; pero no es el único… que desastre, ¿pero quien contrata a esta gente y bajo que criterios?; creo que la solución más sencilla sería despedir al departamento de recursos humanos de TVE, a ver si así se empieza a contratar a gente medianamente visible y emitible).

Sólo he visto un programa (y no pienso ver más) el de la política, y me parecio una vulgaridad, frívolo, superficial y demagógico; un programa sobre el que te preguntas porqué está en la televisión pública y porque se están gastando los impuestos en eso; vale que es algo barato, vale que producción mínima, y vale que hay que rellenar una parrilla entera de programación sin casi publicidad con algo, ¿pero de verdad no se puede meter el dinero en algo mejor?, sería mejor potenciar o aumentar el presupuesto de buenos productos con ese peculio en vez de dilapidarlo en programas tan absurdos como innecesarios. Pero qué cosa tan mala por favor….

 

-Victor Ros: y así, siguiendo la estela de la moda de las series de época, nos llega esta nueva. He visto sólo este último episodio, que al parecer será el último y definitivo, pues el público no la ha apoyado y no habrá renovación. No me extraña nada de nada, es la típica serie que en sólo cinco minutos te confirma que es algo bochornoso, y en diez hace que te preguntes como ha podido llegar a la pantalla semejante desastre y en qué estaban pensando.

Una vez más, el gran problema de esta serie es la producción; la razón es evidente, ¿cómo unas personas carentes de originalidad y creatividad van a saber reconocer la originalidad?, ¿cómo van a conseguir producir algo decente si están estancadas en su propia mentalidad cerrada?, por supuesto totalmente imposible. Sinceramente, si yo estuviera a cargo de esa productora, me molestaría en contratar gente con talento antes de hundir la empresa, porque que se haya gastado el dinero así, de una forma tan absurda y deliberada, no tiene justificación alguna.

Tal y como Alatriste nació muerto; esta otra serie es directamente un aborto, poco es salvable, alguna actriz, quizás.

El guión es pésimo (y eso es lo que mejor demuestra que el problema está en la producción, puesto que ninguna persona de esta profesión debiera de haber dado jamás vía a este proyecto); la dirección de arte absurda y excesivamente estética (que supervistas tiene la comisaría, de verdad); y los actores compiten en a ver cual es más malo, o no son verosímiles o carecen totalmente de expresividad… al final, el conjunto se queda en una comedia involuntaria absurda, y lo que es mucho peor, en algo muy visto, trillado, nada original (ya no sólo por la temática, en el estilo copian deliveradamente a «Isabel»)… te da la impresión de que te están vendiendo el mismo producto de siempre, con otro envase, y encima con peor calidad.

Lo único loable, es el esfuerzo de TVE por hacer que sus series tengan un componente didáctico, algo muy a alabar, y que siempre será labor de lo público, pues es lo que justifica su existencia. Desgraciadamente, los delagados de la televisión pública no parecen tener el mismo olfato para financiar proyectos.

En definitiva, ¿es que no existe originalidad?, ¿porque es tan difícil conseguir productos de calidad? (y no sólo que aparenten estar revestidos de ella, porque «aunque la mona se vista de seda, mona se queda»). Los ejecutivos de determinadas productoras deberían de replantearse seriamente quien trabaja en ellas, y quien toma las decisiones creativas (y contrata a la gente para hacer las series, porque se ha empezado con un mal guión y se ha culminado con otro sinfín de decisiones erroneas), porque es evidente que su trabajo deja muchísimo que desear….

 

ANTENA 3

-Cuéntame un cuento: ayer, libre al fin de «Isabel» (todas mis conclusiones sobre la serie y la última temporada las podéis leer arriba) y con «La que se avecina» preparándose para ser grabada, como es habitual, decidí mantener esto último al descubrir, mirando la programación de pura casualidad (ritual que casi he abandonado del todo), una serie sobre la que había oído hablar; aunque por nada bueno, lo que había escuchado era sobre su notorio fracaso (no es para menos, compitiendo contra las otras dos series titánicas, lo tenía complicado… incluso si hubiera sido una maravilla)

Se trataba de «Cuéntame un cuento» una producción española que sigue la moda de reinterpretación de los cuentos, que, por otra parte, tan esquiva ha demostrado ser, y es que la gran y firme conclusión a la que debemos llegar es que los cuentos, al igual que los grandes personajes literarios y las grandes historias, no son tan fáciles de adaptar como pudiera parecer… por más atractivo que el tema pueda parecer o por inspiradores que resulten, lo cierto es que pueden culminar con enorme facilidad en grandes bodrios, y ya nos hemos tragado más de uno, en todos los medios (el mejor ejemplo a ese nivel de pésimas adaptaciones siempre será «Los tres mosqueteros», existen infinidad de películas malísimas e «inspiradas» en los personajes; pero fieles al libro o que merezcan la pena, más bien pocas).

Pero volviendo al caso que estamos tratando, nos encontramos con una serie que parte de una premisa manida, aunque bien llevada pueda resultar resultona e incluso de calidad; como es la readaptación de los cuentos al hoy día y a la fría realidad. A ello le sumamos el potenciar la versión más cruel y desagradable de los cuentos de hadas (lo que, aunque a muchos les sorprenda, no es lo más importante ni llamativo en las fuentes originales; ya que debido a estos productos, parece que sí) para tener un resultado muy «de adultos» y crear un poco de polémica… et voilà!, ya tenemos un producto perfecto para televisión (aunque más digno de Telecinco que de Antena 3, hay que reconocerlo). Desde luego, puede entrar desconfianza porque la producción sea española (presupuesto escaso, la idea es demasiado norteamericana), pero pronto se descubre que ese no es el mayor defecto, ni en absoluto una razón para temer.

El episodio que yo vi fue el último «La bella y la bestia», aunque tanto hubiera dado si hubiese sido el primero, no vuelvo a ver otro en mi vida. No porque me disgustara horriblemente, puesto que no pude parar de reírme en toda la emisión (aunque supuestamente estaba viendo un intento de emular el género del terror con toques gore), sino porque cada vez me da más rabia perder el tiempo.

¡Menudo desastre!, aunque empecé a partirme de risa al principio y ya no paré hasta los créditos; al final, una profunda indignación se apoderó de mí, ¿en serio no hay gente con talento?, ¿quien puede darle credibilidad a estos bodrios?, ¿por qué es tan difícil dar oportunidades a quien lo merezca y quien no valga por qué no se dedica a otra cosa?.

Para empezar la idea de la que parte la serie es nulamente original, se ha hecho mil veces, y no sólo por esta moda reciente, sino en otras muchas más ocasiones en todas las artes (los cuentos siempre han sido una fuente de inspiración; son como nuestras figuras mitológicas de hoy día, aquellas que todo el mundo reconoce instantáneamente sin necesidad de más explicación); con lo cual, para que el producto final diera resultado, había que contar con gente con muchísmo talento. Evidentemente no es así.

El guión da auténtica vergüenza ajena, parece que esté escrito por alumnos de la ESO; para que os hagáis una idea, es un cruce entre «La bella y la bestia» de la compañía Disney, «Rebecca» de Hitchcock y «El fantasma de la ópera» de Lloyd Webber, y con algún toque de la saga «Millenium» además de refritos de escenas de películas de terror malas para adolescentes, ¡qué calamidad!, y no es que homenajee o parodie lo anterior, es que copia, plagia con descaro escenas enteras en un alarde total de falta de escrúpulos y de capacidad para la creación, en una brutal competición en la que la falta de talento compite contra la falta de originalidad… y ambas ganan. Por supuesto, o copia lo malo (el refrito), o lo bueno lo copia vergonzosamente mal, con lo que da lugar a un resultado de pura comedia involuntaria con un guión que no se entiende como alguien pudo leer sin tirarlo automáticamente a la basura (aunque bueno, siempre se podrán justificar con eso que dicen de que los culturetas utilizan palabras de muchas sílabas para descalificar algo que ya se sentaron deseando que no les gustara… ya ves, hasta ellos mismos, subconsicientemente, saben que tienen un mal producto en las manos y que los van a destrozar). Normalmente, en estos casos, trato de quedarme con alguna de las frases para reproducirlas aquí, pero en el caso del producto que analizamos, son tan continuas y permanentes, que si vais a ver el capítulo online, casi en cualquier punto al que vayáis, encontraréis una perla seguro.

Como parece que sólo he hablado de los diálogos, sobra decir, que como adaptación no vale ni el papel en el que ha sido escrita, por supuesto es incoherente, y profundamente inculta; si alguno de los creadores o guionistas de esta serie se hubiese dedicado a leer las fuentes originales y tratar de adaptarlas (aún cogiendo alguna referencia posterior, ¡referencia!, que no plagio), a lo mejor (y con mucha suerte, teniendo en cuenta su talento), hasta hubieran conseguido una historia con un mínimo de pase… pero lo que vemos no es más que un refrito del refrito del refrito del anterior refrito que se hace aburrida y extremadamente predecible (me encantan sus «inesperados» giros del guión), y que sólo la acabas porque todo es tan desmesurada e increíblemente malo, que no puedes hacer otra cosa que llorar de risa, puesto que es imposible que te lo tomes en serio.

Quizás buena parte de la culpa la tenga también el director del capítulo, con sus obvios y pedantes plagios tan o más descarados que los del guión, e igual de impúdicos (especialmente a Hitchcock y las películas de terror adolescente). Si esta persona se hubiera dedicado a dirigir a los actores, cuanto mejor hubiera sido; y lo digo porque estos emprenden una frenética y feroz batalla de malas interpretaciones, aunque hay un claro vencedor: Aitor Luna (que comparte con su hermanito Yon González su falta de capacidad para la interpretación), que no se guarda nada, todo lo exterioriza, todo es un drama, el vive mucho su tragedia exterior y se la enseña a todo el mundo, tanto que no hay interior, sólo exterior, por lo que no hay quien se lo crea, ni Jerry Lewis en sus mejores años conseguiría gesticular más ni más exageradamente.

Es que por no librar, no se libra casi ni la gran Michelle Jenner, que, como es habitual, es la mejor de lejos de todo el reparto (y que compitió consigo misma esa noche, pues en TVE emitían un especial resumen de «Isabel»), aunque también tiene sus momentitos (pero no es de extrañar, no hay quien salve ni le dé verosimilitud posible a semejante guión). Pero se le perdona, básicamente porque el director si sabe jugar esta carta, sabe que Jenner es guapa, condenadamente hermosa, y lo explota, vaya si lo explota con múltiples primeros planos que te dejan hábilmente obnubilado. Afortunadamente, para aquellos que sabemos pensar con más de un órgano a la vez, o que la activación de uno no nos priva de otro, el director no nos engaña, de modo que el capítulo se pasa así: «que malo es este guión, por Dios… pero que guapa es Michelle Jenner… jajaja, estos diálogos dan risa… que pelo tan bonito tiene, seguro que le huele genial… pero que maquillaje tan malo, ¿de verdad creen que poniendo ese empasto nos vamos a creer una quemadura grave?… ¡Jo!, que labios tiene Jenner, como está la condenada… ¿¡pero vamos a ver, como es posible que el protagonista tenga barba y quemaduras graves a la vez en el mismo sitio?!… pero que figurita tiene Michelle Jenner, pero como estáaa…»… etc, y sí, soy consciente de que he quedado como un salido. En cualquier caso esto ilustra perfectamente que toda la atención se centra necesariamente en algo que no debería (por guapa que sea Michelle Jenner).

En definitiva, una completa catástrofe absolutamente insalvable y realmente vergonzosa, uno no entiende como alguien pudo leer este guión y aceptarlo (de todos los implicados en el proyecto; pero claro, supongo que muchos simplemente quieren o necesitan comer); un completo fracaso de serie que ya estaba muy cantado antes siquiera de que iniciase su producción, para cuanto más ahora ya estrenada. La solución a este problema, como a otros muchos del audiovisual, es permanentemente la misma: contratar a gente con talento, capacidad para la creación y originalidad; no es fácil, pero a la larga, compensará a todos y será mucho mejor.

 

Esta entrada fue publicada en Televisión (tv). Guarda el enlace permanente.

15 respuestas a Temporada televisiva de otoño-invierno de 2014-2015

  1. plared dijo:

    En fin, no digo nada por que sigo sin ver la serie……….

  2. ¡Pues muy mal!, y además creo que la estrenan siempre antes en canales privados, así que….
    El estreno de la tercera temporada en la pública es este lunes, de todos modos, creo recordar que no te llamaba mucho la atención, aunque yo de ti le daría una oportunidad, eso sí, desde la primera temporada, que ha sido la mejor.

  3. Pingback: Crítica express: Los justos / En el desierto | Universo de A

  4. Pingback: Universo de A, ¡bajo asedio! | Universo de A

  5. Pingback: La temporada de exposiciones 2014-2015 de otoño-invierno en Madrid | Universo de A

  6. Pingback: Perdona si te mato, amor | Universo de A

  7. Pingback: Into the woods | Universo de A

  8. Pingback: Críticas express: Como si pasara un tren / El público / El lenguaje de tus ojos o el príncipe travestido | Universo de A

  9. Pingback: Temporada televisiva de primavera-verano de 2015 | Universo de A

  10. Pingback: Temporada televisiva de otoño-invierno de 2015-2016 | Universo de A

  11. Pingback: ¿Se recompondrá la corona de “Isabel”? | Universo de A

  12. Pingback: La corona partida | Universo de A

  13. Pingback: La temporada televisiva de primavera-verano de 2016 | Universo de A

  14. Pingback: La temporada de televisión de otoño-invierno de 2016-2017 | Universo de A

  15. Pingback: Crítica exprés: Pedro de Urdemalas | Universo de A

¡Deja un comentario!