Los miserables

La Miseria de la adaptación al cine de «Los miserables»

TÍTULO ORIGINAL Les Misérables
AÑO

2012

DURACIÓN

152 min.

PAÍS UK
DIRECTOR Tom Hooper
GUIÓN William Nicholson (Drama: Victor Hugo)
MÚSICA Claude-Michel Schönberg
FOTOGRAFÍA Danny Cohen
REPARTO Hugh Jackman, Russell Crowe, Anne Hathaway, Amanda Seyfried, Eddie Redmayne, Samantha Barks, Helena Bonham Carter, Sacha Baron Cohen, Aaron Tveit, Isabelle Allen, Daniel Huttlestone, Colm Wilkinson, Natalya Wallace, Michael Jibson, Bertie Carvel, Tim Downie, Marc Pickering, Patrick Godfrey, Killian Donnelly, Fra Fee, Gabriel Vick, George Blagden, Alistair Brammer, Charlotte Hope
PRODUCTORA Coproducción Reino Unido-Estados Unidos; Universal Pictures / Working Title
WEB OFICIAL http://www.lesmiserablesfilm.com
PREMIOS 2012: Globos de Oro: 4 nominaciones, incluyendo mejor película comedia/musical2012: Satellite Awards: 3 premios, incluy. mejor actriz de reparto (Hathaway). 10 nom.2012: National Board of Review (NBR): 10 mejores films y Mejor reparto2012: Asociación de Críticos de Los Angeles: 2ª posición mejor actriz sec. (Hathaway)2012: American Film Institute: Top 10 – Mejores películas del año
GÉNERO Musical.      Drama | Drama de época. Pobreza. Siglo XIX
SINOPSIS El expresidiario Jean Valjean (Hugh Jackman) es perseguido durante décadas por el despiadado policía Javert (Russell Crowe). Cuando Valjean accede a cuidar a Cosette, la pequeña hija de Fantine (Anne Hathaway), sus vidas cambiarán para siempre. Adaptación cinematográfica del famoso musical ‘Les miserables’, a su vez basado en la novela homónima de Victor Hugo, y completamente cantada.

Tras tanta y tan emocionante espera (cosa que fue pregonada a bombo y platillo hasta por Universo de A), por fin se estrenó «Los miserables», en mi caso la espera fue aún más angustiosa, porque por una serie de circunstancias no pude ir hasta el fin de semana del estreno, así que tenía que aguantar la publicidad por todas partes (toda una campaña de gran superproducción, intimida especialmente sabiendo que en realidad es cine europeo, la nacionalidad de la película es inglesa, aunque claro, como en «Harry Potter» -que puede que llame la atención, pero también es cine europeo, y es que acostumbrados como estamos a que el cine de nuestro continente sea tan diferente, artístico y poco comercial, cuesta reconocer que nosotros nos dediquemos a los taquillazos como los estadounidenses- cuesta creerlo, aunque claro, sí que hay presupuesto norteamericano).

Pero ello también me proporcionó tiempo para prevenirme un poco y ver las primeras críticas (las expectativas, especialmente en mi caso son malísimas, muchas veces tras un segundo juicio saco una impresión mucho mejor de una película para la que llevaba demasiada emoción, puede que en este caso me pase lo mismo), pero debo de admitir que eso no me ayudó tampoco mucho, lo cierto es que eran muy variables, para unos era muy buena y para otros no tanto (lo que quizás se deba a que, sea como sea la adaptación, lo cierto es que no deja de ser el musical de «Los miserables» y eso ya le da una calidad inevitable aunque sólo sea por accidente).

En mi caso, en mi crítica trataré de ser lo más minucioso posible y la abordaré tanto desde la perspectiva de la obra como adaptación de un musical maravilloso que yo, como tantísimos otros, adoro, y también desde la perspectiva cinematográfica y su calidad como película.

De todos modos, lo cierto e innegable, era que la película había arrasado en su estreno mundial, tanto en EEUU como en España había desbancado a una película como «El hobbit», arrasando en un día no especialmente bueno para un estreno como es el de navidad, y eso, no hay duda, es todo un mérito, y lo que es muchísimo más importante (especialmente después del trompazo que se dio en taquilla «Rock of ages, la era del rock»), dejó claro que un musical de verdad, bien hecho (y no necesariamente tirando del típico musical de recopilación) y con grandes medios es un género que realmente puede ser un triunfo absoluto, que no sólo es un género que está resucitando con gran fuerza (más detalles en mi artículo sobre la historia del musical), sino que además es un género que crea taquilla y que tiene prestigio, lo que es una base importante a sentar, y que triunfos como «Los miserables» ayudan mucho en ello. Y desde luego, es un triunfo más para el cine europeo.

En cualquier caso, antes de adentrarnos en lo que es la película en sí, es buena idea hablar del propio fenómeno de «Los miserables» (o «Les miserables» el título original, parece que exceptuando el artículo, el título no varía en casi ningún idioma) lo cual facilita el entender el taquillazo (legión de fans que acudieron a ver la película, aunque eso lo explica más en EEUU que en España), este musical (que plasma fiel -dentro de lo que cabe, entendámonos, el escrito original es inmenso y con ese estilo tan decimonónico y tan del autor- y brillantemente la novela homónima de Victor Hugo que ha sido trasladada una infinidad de veces tanto al teatro como al cine) se estrenó por primera vez en los años 80 y rápidamente fue un éxito rotundo que pronto llegó a Broadway, y en los 90 a España en una producción muy recordada también aquí (fueron de los primeros años dorados del musical teatral en Madrid: «Jesucristo Superstar» con Camilo Sesto, «Evita» con Paloma San Basilio…)… había nacido una gran estrella, un musical mítico, destinado a ser recordado y a entrar definitivamente en el panteón de los grandes del género de todos los tiempos. Ello siguió siendo confirmado con las versiones en concierto que se ofrecieron con motivo de su aniversario y que volvieron a constituir un éxito que constataba el revival o estreno en Broadway ya en el 2000 (en la que además se mejoraba la orquestración original, se añadían y mejoraban partes del musical original) lo que también culminó con otro concierto para celebrar su 25 aniversario (existen grabaciones en video de ambos conciertos de conmemoración que son muy interesantes para analizar la evolución y los interesantes cambios que se hicieron del uno al otro); mientras, en España, reestrenabamos también el musical (crítica disponible aquí, esta producción es mi referencia principal, porque es lo que mejor recuerdo y lo más cercano), a partir del nuevo revival de Broadway, probablemente como en otras partes del mundo; y todo este proceso culminaba finalmente con el anuncio y el saber que muy próximamente se estrenaría en cine esta maravillosa obra maestra de la que tantos nos habíamos enamorado locamente (que también había tenido, por otro lado, un pronceso muy largo y de décadas de proyectos frustrados que finalmente por fin han culminado). Y por si fuera poco, pronto nos enterábamos también de que ya había sido nominada a múltiples e importantes premios (entre ellos los Globos de oro) en las categorías más importantes.

No me parece necesario abordar el tema de la inmensa calidad de la obra original (para eso está la crítica de la obra): su excelentísima adaptación de la novela que cuenta una historia tan deliciosamente trágica, su magnífica música plagada de leit motivs para asegurarse de que salgas tarareando la música… porque ya he hablado de ello antes y muchos ya lo sabréis o lo supondréis teniendo en cuenta la gran fama (totalmente merecida) que tiene un musical que realmente, la verdad es que no es muy antiguo.

Lo cierto es que los fans de la obra no sólo esperabamos su adaptación cinematográfica para que el musical pudiera ser conservado para siempre (el teatro no deja de ser, a pesar de todo, algo tremendamente efímero) en la memoria de todos de una gran forma, sino también, especialmente en mi caso, porque siempre pensé que «Los miserables» es un musical extremadamente cinematográfico, es más, muchísimo más apto para el cine que para el teatro, ofrece unas posibilidades enormemente espectaculares y unas propuestas tremendamente grandilocuentes, no sólo tiene el encanto de todo lo que es de época, sino que además tiene una historia interesante que contar (que por si fuera poco es originalmente una de las novelas más importantes de la literatura universal) y todo ello metido dentro de grandes acontecimientos de la historia con mayúscula, y esto, bien hecho, por fuerza tiene que ser una obra maestra.

Y la película parecía que tomaba buen camino en ese sentido: repartazo de grandes estrellas (sólo había que esperar que todas realmente tuvieran la voz adecuada para ello, «Los miserables» es un musical muy exigente a nivel vocal, tiene muy poco de canción ligera, llega a rozar la opereta y no sólo en una o en dos canciones, sino en su propia concepción del espectáculo, que la mayoría es cantado) y en principio una supergranproducción de muchos millones (además de la increíble campaña de publicidad)… pero el director, ese creo que nos escamaba a todos, Tom Hooper, niño mimado de Hollywood después de «El discurso del Rey» (que espanto de película, y lo peor era la dirección) hacía que nos echasemos muchos a temblar y a temer por nuestra esperadísima adaptación de nuestro querido musical de «Los miserables»… y no nos faltaba razón.

No creo que Tom Hooper esté capacitado para dirigir una película normal, y menos que nada un musical que es mucho más difícil y exigente (ni siquiera alguien como Woody Allen consiguió superar esa dura prueba). Por si fuera poco, estoy casi seguro de que en realidad no le interesaba el musical o sólo lo oyó cuando supo que iba a dirigir la película cosa que vio como un oportuno y magnífico nuevo paso en su carrera (aunque le salió rotundamente mal, y con razón, todo el mundo ha criticado a la dirección), y es que Hooper es incapaz de entender «Los miserables», y cree que puede dirigirla y a la vez despreciarla, que todo se basa en enseñar miseria, en que los protagonistas lloren sus penas en tremebundos primeros planos con los que el público acabará compungido por fuerza y en aumentar la tragedia hasta el máximo, como si a «Los miserables» le hiciera falta o si esa fuera la esencia del musical. El abuso de eso crea, y esto es una de las cosas que convierte a esta adaptación en fallida, un filme falso e hipócrita, no porque los actores no den lo mejor de sí (que lo hacen, y vaya si lo hacen), sino porque busca tanto y tan deliberadamente los tres pies al gato que uno no deja de pensar, «¡si lo tienes servido, para que lo fuerzas más!» (hay quien ha dicho que Victor Hugo estaría orgulloso de la plasmación de la pobreza… hasta cierto punto, hasta eso era demasiado forzado, eran demasiado miserables).

Y es que estoy convencido de que Hooper desprecia o no le gustan los musicales, porque sino no se explica una adaptación dónde él parece estar empeñado en disimular que esto es un musical o que esto son «Los miserables» (por alguna extraña razón, el fenómeno musical que ha supuesto, y que ya he explicado unos parrafos arriba, a nivel mundial y la cantidad de público que lo ha adorado no lo ha convencido en absoluto de la calidad de la obra y él tenía que pretender mejorar lo inmejorable), no sólo porque se eliminen algunas canciones o fragmentos de estas, sino porque en la mayoría de las que hay, la orquesta se reduce al mínimo (¡pero dónde se ha visto algo así!, precisamente en el cine siempre se aprovecha para redoblar y reorquestrar la versión teatral para que suene mucho más grandiosa y grandilocuente, ¿¡a quien se le ha ocurrido semejante disparate!?) y algunas partes cantadas algunas veces se reducen hasta convertirse en vulgares y pesados recitativos, lo que hace que, no sólo la parte cantada no quede en absoluto disimulada, sino que se vuelva más larga y pesada (hablando claro y haciéndo una analogía, ¿cuántas óperas son conocidas por sus recitativos?, lo que se aprecian son siempre las arias), de modo que uno se pregunta porque ese director no se dedicó a sus asuntos en vez de andar destrozando una obra maestra y quitarle el sentido, muy especialmente en una como «Los miserables» en la que la continua repetición de ciertos leit motivs es especialmente importante pues son estos los que provocan que el musical se quede pegado en la cabeza y los que muy probablemente le han dado la fama que tiene.

Y no es que hayan recogido la partitura original del estreno (que tenía menos orquesta) y la hayan plasmado tal cual, puesto que también han cogido cosas del reestreno, con lo cual es evidente que ha sido una malísima decisión artística que probablemente convertirá la banda sonora de la película en una de las grabaciones de «Los miserables» más olvidables, y es una pena, debería de haber sido la de referencia y la más espectacular.

En cualquier caso, ¿a quien se le ocurre disimular un musical?, la gente ha ido a ver eso: un musical, y no uno cualquiera, han ido a ver «Los miserables» y eso es precisamente lo que hay que ofrecerles, con la mayor grandeza y espectacularidad que además puede y debe proporcionar el cine, y en eso, lamentablemente, esta adaptación falla estrepitosa y rotundamente… «Los miserables» tendrá que seguir aguardando una mejor adaptación cinematográfica, puesto que esta se queda simplemente en aceptable.

En lo que respecta al guión, algunos cambios son aceptables y necesarios para la adaptación cinematográfica, otros chirrían y hacen que te preguntes «¿por qué?, ¿por qué?» (hay alguno infame que incluso te cabrea, por ejemplo el que terjiversa al personaje de Javert -cuando entrega la medalla que siempre lleva puesta- y le quita todo sentido y lógica, especialmente teniendo en cuenta su final, otra gran idea de Mr. Hooper, probablemente, que pretendiendo darle más profundidad a un personaje muy bueno de por sí, lo destroza totalmente volviéndolo incoherente. Eso ya sin mencionar ese ridículo jueguecito de hacer cierto plano con la cámara durante toda la película anticipando su final permanentemente y estropeandolo definitivamente), pero reconozco que como adepto al musical, puede que me cueste aceptar los cambios (lo que se aplica a toda la crítica, por otra parte).

Respecto a cosas más de dirección, reconozco que aunque hubo algunas que al principio cuando las supe me asustaron, algunas sí resultaron ser todo un acierto (aunque no durante toda la película, por Dios… en general se puede decir que la película no está bien dirigida o que no tiene la dirección que debería de haber tenido) como determinados zooms, la cámara que se movía y daba cierta inestabilidad, y sobre todo los famosos primeros planos, que tradicionalmente son un recurso muy cruel para los actores (enseñan todos sus defectos y captan hasta el más mínimo movimiento o paso en falso), pero que precisamente gracias a ellos, todos los actores alcanzan un lucimiento espectacular y absoluto que los convierte en lo mejor de lejos de toda la producción). A parte de eso, hay un conocido y memorable primer plano, pero el resto es un poco olvidable en lo que a este tema respecta. Aunque hay que reconocer que también consigue algún que otro plano espectacular en el medio y hacia el final.

El resto del apartado técnico es simplemente aceptable, mal guiados por el director, la fotografía sólo realza todos los defectos de los decorados (y no hablemos de las localizaciones, que humillación para Francia que se grabara en Inglaterra); dirección artística y vestuario aceptables (aunque este llega a resultar un tanto cómico, a pesar de lo miserables que son los protagonistas, lo principal que marca la diferencia social es lo limpias o lo sucias que están las ropas, así, las de los ricos, por mucho que vayan por los mismos sitios que los pobres, siempre están perfectas e inmaculadas -en ese aspecto las más destacables son las de Javert, siempre impoluto-, nunca se les pega nada de barro, en cambio las de los pobres, da igual que vayan por una zona de ricos, siempre están hechas un desastre; un caso llamativo en ese tema es el del personaje de Fantine: cuando trabaja en la fábrica su ropa está impoluta, según sale de allí empieza a ensuciarse sin remedio… ¿buscaría el señor Hooper un simbolismo obvio que también le falló?); no se esperaba menos en este tipo de producción, por otra parte, aunque tampoco resultan espectaculares, buen sonido pero no lo calificaría de excepcional….

Lo mejor, como ya digo, son de lejos los actores; a los cuales, desgraciadamente (sería otra de las grandes ideas del director, ¿a quien le importan las canciones en un musical que por encima está compuesto básicamente de eso?), es evidente que no les dejaron ensayar el papel como era debido: si nos fijamos sólo tienen realmente bien su canción más principal, el resto, lo cantan como bien pueden, entiendo perfectamente que esto no es teatro y que no se pueden pasar meses y meses ensayando (aunque Rob Marshall sí lo hace, así salen sus películas también -la versión televisiva de Annie, Chicago, Nine-, podrán tener un mejor o peor resultado, pero desde luego se ven cuidadas) y más un musical tan exigente como «Los miserables»… pero por favor, un poco de planificación por parte de la producción. De esta mala organización las principales víctimas son los actores (que a pesar de todo, son, como ya digo lo mejor de la película -y lo más promocionado-) que tienen que intentar salir adelante como bien pueden, algunos consiguen salvar el tipo, a otros se les notan las carencias vocales, muy especialmente a Russell Crowe.

Así pues, las grandes estrellas que deslumbran (y con grandes dificultades, puesto que como ya digo, el primer plano es muy difícil y muy exigente, con lo cual sus interpretaciones tienen muchísimo más mérito que casi en cualquier otra película), tanto con su forma de actuar como con sus voces (ojalá nos hubieran permitido deslumbrarnos más), en esta película son: Hugh Jackman, muchos ya conocíamos su buena voz, que vuelve a demostrar que tiene, además de ser un excelente actor, con gran razón es el gran nominado a los premios, sabía que tenía un gran papel y lo ha aprovechado totalmente, ha conseguido convertirse en un Valjean de referencia.

Anne Hathaway, brilla también como Fantine, era un gran papel y tiene una de las canciones más conocidas del musical (cambiada de sitio en la trama en una de las pocas decisiones medianamente acertadas del director) que de hecho fue utilizada para el trailer, también sabe que tiene un superpapel (es la otra gran nominada) y vaya si lo aprovecha, está magnífica durante el poco tiempo que sale y su voz es otra maravilla, aunque también lo sabíamos.

Russell Crowe era el que todo el mundo se preguntaba como sería, en el trailer ya no se atisbaba nada extraordinario, y aunque consigue convencer medianamente como Javert, cantando patina, tiene una voz bonita para la canción ligera, pero no es suficiente para un papel tan exigente como el de Javert con una escala de graves tan hermosa como difícil, y se nota que Crowe lo intenta, y se desespera intentando alcanzar las notas, pero simplemente no llega, la voz no le da para ello, no da más de sí; salva el tipo en «Bajo las estrellas» la canción más famosa del personaje (y de las más conocidas de la obra), que se nota que tenía mucho más ensayada y muchísimo más preparada, pero acabas por notar definitivamente sus carencias (y no digamos en el dueto con Jackman, en el que este lo devora) en su último número musical bastante famoso… tal vez si hubiera tenido más tiempo para ensayar, para prácticar y mejorar vocalmente lo hubiera conseguido, porque como ya digo en «Bajo las estrellas» consigue engañar.

Amanda Seyfried, a pesar de su hermosa voz (que ya conocíamos por «Mamma mía»), pasa bastante desapercibida (su personaje, siendo realistas, no da mucho de sí), especialmente porque la niña Cosette ya nos enamoró con su voz antes. No creo que este papel haga mucho por su carrera, aunque siempre podrá decir que formó parte de la adaptación de «Los miserables».

Sorprende Eddie Redmayne (al que muchos conocíamos sobre todo por «Mi semana con Marilyn»), que resulta tener una voz bastante portentosa en su escuchimizado y un tanto feucho cuerpo, con el que sin embargo consigue convencer como el enamorado y apuesto Marius.

Helena Bonham Carter y Sacha Baron Cohen (cuyas voces conocimos bien gracias a Sweeney Todd), cumplen excelentemente con sus papeles de los pérfidos mesoneros, aunque en honor a la verdad, hay que decir que no se enfrentan a nada que no hubieran hecho antes.

Entre las «no estrellas» hay muchas voces destacables, pero quizás sorprende especialmente Samantha Barks en el papel de Eponine (ya curtida en el musical de teatro) con una voz bellísima y de las más a tener en cuenta en la película.

Y volviendo al tema de la banda sonora (que siempre es lo más importante en un musical), bueno, personalmente, yo que estaba acostumbrado a oír la última versión que se estrenó en el teatro Lope de Vega, me costó aceptar oír tanto recitativo y conversación medio cantada y tan poco virtuosismo vocal; sin embargo, reconozco que no faltan partes en las que se puede atisbar la grandeza de «Los miserables» y que no faltan momentos en los que puedes alcanzar la gran emoción que da este musical (aunque podrían haber sido muchísimos más, si el señor Hooper se hubiera dignado a ello y no hubiera despreciado su propia película), especialmente el precioso final (previo a las barricadas).

En lo que respecta a la distribución española, el doblaje es absurdo e innecesario en este caso, ya que la mayoría es cantado (dentro de lo que el señor Hooper se dignó a permitir), así que no tiene sentido.

Los subtítulos, por su parte, son constantes (no como en otras películas que te pone nervioso el que aparezcan y desaparezcan cuando les da la gana y sin tener en cuenta las necesidades de la película) y tienen la sabiduría de aprovechar las inmensas zonas de aire que deja la cámara con este director que ya había demostrado en «El discurso del Rey» qué que media pantalla quede vacía tiene un efecto de lo más decorativo (y sí, estoy siendo irónico), aunque hay que reconocer que no siempre son una perfecta plasmación y traducción de lo que se oye, pero ya se sabe que «toda traducción es una traición», pero sí que son aceptables.

Y desde luego no puede dejar de alabarse la campaña publicitaria, no porque fuera una simple campaña de saturación en todos los medios como tantas otras a las que estamos tan acostumbrados, sino porque (al contrario que la película en muchos aspectos) no traicionaba el musical y se aprovechaba de la fama y el prestigio de este para promocionar la película: al contrario que en muchos trailers de musicales de hoy día, en el de «Los miserables» no se ocultaba en absoluto que fuera un musical y los carteles son simplemente maravillosos, imitan los originales del teatro y aunque evidentemente presumen de grandes estrellas, también utilizan como lemas para la promoción las letras de las canciones del musical, ¡todo un reclamo y un gran homenaje al musical original!.

Valoración final: el musical de «Los miserables» tendrá que seguir esperando su gran adaptación cinematográfica, aquella que convierta la obra maestra teatral en una obra maestra del cine incuestionable, lo merece, debe obtenerla y parece destinado a ello, pero de momento, simplemente no ha podido ser.

En cualquier caso sigue siendo perfectamente recomendable para todo el mundo: es la película imprescindible de estas navidades y una de las más nominadas a diversos premios, y desde luego quizás la mejor forma en este momento de conocer el importante fenómeno de «Los miserables» (aunque no sea en toda la grandeza que podría haber sido, verlo en teatro, siempre que se pueda, sigue siendo la mejor opción). Desde luego es imprescindible para todos los amantes del musical y para el resto, bueno, no deja de ser la adaptación al cine de «Los miserables» que, con todo y a pesar de todo, no es nada miserable.

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