Especial Grace Kelly: Grace Kelly / Grace de Monaco / Gracia de Mónaco

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Princesa de las estrellas, estrella de las Princesas

Este artículo forma parte de un «Especial Grace Kelly» formado por los siguientes artículos:

-«Grace Kelly», la canción de Mika.

-Grace Kelly / Grace de Monaco / Gracia de Mónaco.

-Grace Kelly y la literatura.

En primer lugar, comentar que esta sección de Grandes personajes es, al igual que la de Música (que acaba de publicar muy recientemente, precisamente con motivo de este mismo especial de Grace Kelly), una de las más olvidadas en este Universo de A, una pena, porque realmente le tengo cariño y desearía que se ampliase cuantiosamente. De hecho, no se publica desde el primer aniversario… ¿es esto una señal? tal vez, el recuperar estas secciones no sea sino un adelanto, una preparación, un precedente del ya bastante próximo 5º cumpleaños de este blog, ¿es el renacimiento de determinadas secciones al albor de un aniversario muy especial?… bueno, algo de eso hay, lo reconozco (de hecho, originalmente estos artículos se debían de haber publicado con motivo de la boda en Mónaco entre el Príncipe Alberto y Charlene Wittstock, durante este verano, pero por unas cosas o otras, no hubo manera).

En cualquier caso, hoy hablaremos de una mujer que me fascina totalmente, y estoy seguro de que no puede dejar indiferente a nadie, la historia de una mujer que abandonó la alta sociedad para convertirse en actriz, en apenas seis años y con sólo once películas se convirtió en una estrella de Hollywood y ganó incluso un oscar (arrebatándoselo a la propia Judy Garland), y en lo más alto de su éxito, abandonó para convertirse en Princesa, Princesa de Mónaco, y finalmente murió, convirtiéndose en un icono… sí, Gracia de Mónaco (como se la suele llamar aquí) tuvo una vida totalmente fascinante lo miremos como lo miremos, pero hay más, mucho más que aún la vuelve más interesante, lo cual comentaré más adelante, de momento, recordemos o sepamos algo de su vida.

Breve introducción biográfica:

La suya era una familia acomodada. Su padre era un millonario dedicado al mundo de la construcción y Grace fue la tercera de tres hermanas. Se crió en un ambiente conservador y recibió una educación estricta y católica en el colegio religioso de Ravenhill. Será precisamente allí donde debute como actriz a los seis años de edad interpretando a la Virgen María en una función infantil.

Al terminar sus estudios decidió seguir clases de interpretación en la American of Dramatic Arts y después vendrían trabajos como modelo, el Neigborhood Playhouse y Broadway.

Se trasladó a Nueva York donde trabajó en la publicidad anunciando diversos productos, desde sombreros y aspiradores hasta cigarrillos y cervezas. En 1949 debutó en el teatro con «Las herederas» de Henry James; durante los años posteriores participó en varios programas televisivos hasta que H. Hathaway le ofreció un papel en la película Fourteen hours (1951).

Un año después participó en el western de Fred Zinneman «Solo ante el peligro» donde compartía protagonismo con Gary Cooper. Fue ésta precisamente la película que la lanzaría a la fama, y la que daría inicio a una carrera de éxitos que finalizaría a mediados de los años cincuenta. Su abandono se produjo en 1956, año en que contrajo con Rainiero III de Grimaldi y se convierte en soberana consorte del Principado de Mónaco. Con Rainiero tuvo tres hijos: Carolina, Alberto y Estefanía.

En 1953 fue nominada al Oscar como mejor actriz secundaria por «Mogambo» pero no lo consiguió hasta el año siguiente en la categoría de mejor actriz por «La angustia de vivir». Ella fue, sin lugar a dudas, la musa de Alfred Hitchcock, el ideal de heroína que le director tenía.

A pesar de que sólo trabajó en once películas durante los seis años que duró su carrera cinematográfica, se convirtió en uno de los grandes mitos de Hollywood. El 15 de septiembre de 1982 murió en un accidente de automóvil.

El porqué es uno de mis Grandes personajes:

Como ya he comentado, me parece un personaje fascinante en muchos aspectos, obviamente por su deslumbradora belleza clásica (que lamentablemente no conservó del todo con la edad, digamos que es un caso parecido al de Catherine Deneuve; no obstante, la sonrisa y ese especial brillo en la mirada, aún se puede apreciar hasta en su última entrevista), desde luego por su apasionante vida en la que se dedicó a romper moldes continuamente: nacida rica y probablemente destinada a un buen matrimonio con otra importante familia; decide ser actriz y abandonarlo todo incluída la seguridad familiar y económica; cuándo ha alcanzado el culmen en su profesión (oscar incluído) y es una de las estrellas más adoradas por el público, simplemente decide dejarlo para convertirse en Princesa de un Principado apenas visible en el mapa de Europa, y cuando parece que estamos presenciando un cuento de hadas… muere en un accidente de coche no pudiendo hacer realidad el «y fueron felices y comieron perdices»; pero una vez más, cambia su destino, se enfrenta a la muerte y se vuelve inmortal convirtiéndose en un icono. Sin duda, parece que Grace Kelly desafió a su destino y jugó con él varias veces ganándole la partida, ¿o tal vez no? porque otra de las cosas más increíbles de su vida son las tremendas coincidencias, el como la realidad jugaba con la ficción y viceversa, el como parecían darse continuas pistas de cosas que iban a pasar… ¿meras casualidades? tal vez, aquí hablaré de ellas, y que cada uno saque su propia opinión.

 Alta, alta, sociedad, alta sociedaaaad

En primer lugar se debe aclarar que Grace Kelly no nace en la alta sociedad de Filadelfia, tal como estrictamente se suele entender, esta sociedad era un círculo social muy elitista, casi una aristocracia que basaba el pertenecer o no a ella en la antigüedad de las familias que la componían, que se remontaban a la época colonial. Una vez su madre declaró que hubieran podido pertenecer a ella si hubieran querido, pero que tenían mejores cosas que hacer; obviamente, no era así. Pero Grace superaría todas esas fronteras, años más tarde diría en «Atrapa un ladrón»: «los palacios son para los reyes, nosotros somos gente normal con cuenta corriente» (una de esas interesantes coincidencias, aunque desde luego, no la más asombrosa), Grace sería todas esas cosas.

Pero sí eran ricos, el padre Jack Kelly, era lo que se solía llamar un self-mademan americano, es decir, un hombre hecho a sí mismo, que convirtió a la familia de emigrantes irlandeses que eran en principio, en prósperos constructores, así pues, Grace ya nació con la cuchara de plata en la boca.

Se suele decir, que las estrellas o los grandes actores siempre tienen un algo especial, Grace lo tenía entre su familia, aunque esta era incapaz de apreciar lo diferente que era (es más, sería incapaz de hacerlo durante toda su vida), dado que el padre había sido medallista olímpico y era un fanático de los deportes, en los que educaba a sus otros hijos como Peggy y John «Kell» (que igualaría algunos de los triunfos deportivos de su padre), que a sus ojos eran los triunfadores de la familia (unas notas de aclaración: ella acabaría siendo alcohólica y abandonada por su marido -y a pesar de ello todos seguirían diciendo que pensaban que ella era la que iba a triunfar- y él abandonaría a su familia y se entregaría a una vida bastante dispersa, cosa en la que también igualaría a su padre, al que gustaban demasiado las faldas, y no todas eran las de su mujer). Grace Patricia (segundo nombre que le pusieron en homenaje a una tía) en cambio, era una niña enfermiza, que no disfrutaba en absoluto del ejercicio físico y que prefería actividades más relajadas como leer o jugar con sus muñecas para las cuales inventaba historias enteras y les ponía voces, naturalmente, los padres eran incapaces de apreciar esas cualidades.

Respecto a la madre, Margaret, era una luterana convertida al catolicismo, una mujer tipo «Bree van de Kamp» (por poner un ejemplo actual y conocido), reservada, fría, obsesionada con las apariencias que nunca quería ni permitía que se perdiera la compostura, por lo que no era muy cariñosa; y eso mismo enseñaba a sus hijos.

Fue precisamente esa educación de alta sociedad, ese contenerse, no mostrar emociones, el estar perfecto en todo momento, algo que aprendería Grace, y con el tiempo, la convertiría en un mito del cine, y luego la ayudaría como Princesa. Porque en realidad, Grace Kelly fue siempre ante todo una perfecta dama, siempre llevaba guantes y era reservada y contenida, eso, fue tomado por muchos como frialdad e incluso arrogancia (fama que la perseguiría una buena parte de su vida) y ello consolidaría su fama y la convertiría en un icono, en una época en la que el tipo de belleza que se llevaba era el explosivo, el que decía sexo a gritos (es decir, el tipo Marilyn Monroe, por poner un ejemplo)… ella sería el hielo al rojo vivo, la diosa inalcanzable, la dama de sociedad, «la altiva señorita Kelly» deslumbraría al público, porque, tal vez no podría ser tan explosiva como la Monroe, o tan sofisticada como Audrey Hepburn, pero lo cierto es que tenía un algo especial. Y ya que hacemos comparaciones de estrellas, curiosamente Grace Kelly, al igual que Marilyn, también padecía miopía y apenas podía ver sin gafas (que odiaba usar), ello nos lleva a una conclusión interesante: la sensual mirada de Marilyn Monroe (con los ojos entrecerrados) se debía precisamente a la necesidad de intentar ver mejor; y es muy posible que la fría mirada de Grace se debiera también a eso, al no poder ver bien.

Otras importantes influencias en su vida fueron el chofer de la casa, un hombre negro por el que Grace sentía mucho cariño, y su tío, George Kelly, un paria en la familia debido a su condición abiertamente homosexual, que era dramaturgo y actor de cierto éxito, él sería una de las personas más admiradas por Grace durante toda su vida y al que consultaría muchas veces durante su carrera; ambos, y quizás más personas convertirían a Grace en una persona extremadamente tolerante e incluso adelantada a su tiempo, durante toda su vida hizo gestos en los que demostraba su odio hacia todo tipo de prejuicios, el racismo, la homofobia… etc, una de las anécdotas más reveladoras, es que cuando se estaba rodando un documental en el Palacio de Mónaco, todos los niños (independientemente de su condición social) jugaban en los jardines, entonces, el director del filme, se dirigió a la Princesa en estos términos «mire, este documental va a emitirse en estados del sur, así que, al menos mientras rodemos, no quiero a esos niños negros ahí», y Grace, con una amplia y cortés sonrisa respondió «¿de verdad?, pues nosotros sí» y los niños siguieron jugando tranquilamente.

Grace fue naturalmente a colegios de señoritas, donde, como se diría años más tarde en «Atrapa un ladrón», «le dieron la puntilla»; pero en ese lugar fue donde descubrió su vocación: la interpretación. El teatro, era para su familia una interesante aficción que venía bien a su hija para que superara su retraímiento, lo que no podían ni imaginar, era que ella pensaba tomárselo en serio, así que, cuando terminados sus estudios, y sin la menor intención de buscar un buen partido para casarse, anunció que deseaba marcharse a Nueva York para estudiar interpretación e intentar dedicarse a ello profesionalmente, la familia casi sufre un shock. Para Jack Kelly, la profesión de actriz era poco mejor que la de prostituta, afortunadamente para Grace, la habitual escasa confianza en ella de sus padres jugó a su favor. Margaret le dijo al padre «oh, dejala ir, al fin y al cabo se va a Nueva York, no a Hollywood. Tranquilo, en dos semanas habrá fracasado y estará en casa de nuevo», sobra decir, que Grace Kelly nunca volvió, a los 19 años era totalmente independiente economicamente.

Los comienzos

No obstante, mientras, tuvo que seguir las directrices de sus padres, como hospedarse en un hotel sólo para chicas y al que los hombres tenían vedado el paso. Estudió tres años de arte dramático y durante ese tiempo y después, se ganó la vida como modelo o haciendo anuncios publicitarios, se dice que en aquella época, un fotógrafo le dijo que nunca triunfaría porque era demasiado plana. Es muy probable que a ella eso no le importara mucho: uno, porque a ella nunca le gustó el trabajo de modelo (aunque hay pocas bellezas estáticas más atractivas y fotogénicas que la suya, destila encanto y estilo en cada una de sus fotografías, y sobre todo esa aura especial…) y dos, porque en su opinión «nunca me consideré guapa, quizás, como máximo atractiva», de estas declaraciones se puede extraer otra característica muy personal de esta mujer: era pura modestia, quizás nunca se valoró mucho a si misma porque nadie le había enseñado a hacerlo, es más, cuando le preguntaron porque actuación quería ser recordada, declaró que no creía que hubiera hecho nada tan especial, y cuando fue preguntada acerca de como quería ser recordada, respondió: «como una buena persona, alguien cariñosa que se comportó correctamente e intentó ayudar a los demás», sobran las palabras.

En cualquier caso, posteriormente, una de las personas que estuvo en la escuela de interpretación con ella declararía: «Grace tenía belleza y talento, pero eso lo tenían muchos y no triunfaron, y es que ella tenía algo más, Grace tenía… estilo».

Fuera como fuera, una vez que acabó sus estudios de interpretación, Grace Kelly, continuó trabajando como modelo, haciendo publicidad, obras de teatro y, una de las cosas que dejaría para la posteridad: televisión, obras de teatro filmado. Y es que en realidad, por mucho que pueda asombrar, Grace Kelly no tenía la más mínima ambición de trabajar en el cine o de ser una estrella, ella misma declararía que en realidad no le gustaba lo que conllevaba ser una estrella cinematográfica, disfrutaba pudiendo interpretar buenos papeles, pero no la pérdida de privacidad o de poder sobre su imagen que ello implicaba; en realidad, lo que ella más deseaba, era convertirse en una gran actriz de teatro, el arte legítimo, lamentablemente, nunca podría perfeccionarse en ese aspecto, cosa que acabaría por lamentar.

Aunque la actriz declaró que «durante un tiempo era «demasiado»: demasiado alta, demasiado delgada, demasiado joven…» y por ello no conseguía muchos trabajos, lo cierto es que examinando su carrera de cerca, hay bastante poco de eso, consiguió una agente relativamente rápido, y en realidad siempre estuvo bastante ocupada, aunque las ofertas aún no corrían tras ella, no parece que pasara gran tiempo parada, algo que cualquier persona que se dedique a la profesión de actor entiende que es importante; y lo que en cualquier caso es cierto, es que nunca perdió su independencia económica y que incluso pudo dejar definitivamente la profesión de modelo que no la entusiasmaba (es más, fue otra carrera que dejó cuando estaba en la cúspide, era una de las modelos mejor pagadas de Nueva York).

Es interesante contar, que una de las primeras obras que interpretó al salir de la escuela, fue precisamente una obra escrita por su tío (en mi opinión, los de la compañía sabían de sobra de quien era ella sobrina y por eso la contrataron; lo que no le quita méritos a su carrera, por otro lado, porque el resto se lo labró ella sola).

La primera llamada de Hollywood

En cualquier caso, un día su agente le propuso un pequeño papel en una película en Hollywood, ganaría un buen dinero y sería muy poco tiempo de rodaje, Grace pensó que no significaría nada, así que decidió aceptar pues no tenía otro compromiso (¡y como si en la profesión de actor se pudieran rechazar papeles así como así!). Aparecería como secundaria y en el cine por primera vez en «Catorce horas».

Esta película es interesante, no sólo porque aparezca Grace Kelly (que interviene unos pocos minutos como una mujer que se va a divorciar pero acaba pensándoselo), sino porque trata la historia real de un suicida en Nueva York, y además está bien hecha.

De vuelta en la costa este, seguiría, con su carrera y a la vez preparándose con más clases de arte dramático hasta que un día fue llamada de nuevo de Hollywood, buscaban a alguien que encarnara el papel de esposa en «Sólo ante el peligro».  Grace estaría muy nerviosa durante todo el rodaje, Zinemann, el director no sabía ni quería dar indicaciones a una novata en el cine, Grace nunca se sentiría cómoda recordando su interpretación en esa película (como en otras tantas, ella nunca estaba satisfecha) como declararía su hijo el Príncipe Alberto.

Sería por aquella época cuando comenzarían los rumores sobre sus relaciones, en este caso con Cooper y con Zinemann, ninguna de ellas, basada datos reales, y por tanto, muy probablemente falsas, en realidad, ese tipo de informaciones solía convenir sobre todo a los estudios para hacer publicidad para sus películas.

Llegados a este punto, parece necesario hablar de la leyenda negra de Grace Kelly. Como todos los personajes de la historia, en una persona siempre se buscan luces y sombras, y se puede enfatizar más lo uno o lo otro, aunque generalmente lo malo, lo depravado, se enfatiza o intensifica por pura envidia o morbo, y en algunas ocasiones directamente se inventa. La leyenda negra de Grace Kelly la describe como una mujer calculadora y sedienta de notoriedad que no dudaba en utilizar sus múltiples atractivos para hacer caer a cualquiera en sus redes ya fuera por simple lujuria o ambición pura, otros llegan más lejos y prácticamente la tachan de ninfómana. Se le adjudican un montón de relaciones, casi todas con sus partenaires en las películas. Sobra decir, que la mayoría de estas informaciones son falsas, rumores o publicidad lanzada por el estudio. Si bien es cierto que ella misma reconoció que «de joven me estaba enamorando continuamente», ello no significa que se acostara con todos, aunque lo que sí es cierto, es que todo el mundo, una vez que la conocía y superaban sus prejuicios sobre ella, la consideraban una persona extremadamente agradable y encantadora, prueba de ello son los múltiples amigos que dejó en Hollywood y que más tarde la ayudarían a convertir a Mónaco en un paraíso de glamour.

Eso mismo pasó en «Solo ante el peligro» (en el que destacar que, como curiosidad, el personaje de Grace Kelly no existe en el relato original) al principio, la relación entre los protagonistas era tensa, ella estaba nerviosa por tener a una gran figura de la pantalla al lado, y él la veía demasiado tímida y altiva, al menos hasta que la vió reírse cuando le contaron un chiste verde, en ese momento empezaron a llevarse bien. Y también tendría que enfrentarse en escena con Katy Jurado, que era una reconocida robaescenas y que supo ver el potencial de su oponente ya en ese momento.

De nuevo en Nueva York, seguiría haciendo televisión, y se produciría otra de esas fascinantes coincidencias de la vida, su pareja en ese momento, el actor Gene Lyons (que era bastante más mayor que ella, hay quien ha dicho que Grace siempre los escogía así porque en cierto modo buscaba un padre para satisfacerse del suyo propio que siempre había sido incomplacible) tenía ciertos problemas con el alcohol, y la obra, trataba precisamente ese tema, una pareja con problemas a causa de eso, algunos dialogos, perfectamente habrían podido suceder en sus vidas reales. Eso, y la desaprobación total de su familia, hundieron definitivamente el romance (hay que decir que la familia de Grace siempre se opuso a sus relaciones, algo que siempre la frustró mucho).

En cualquier caso, mientras, en Hollywood, la metro buscaba a una cara nueva para interpretar un papel en «Mogambo», remake de «Tierras de pasión» que contaría con el mismo protagonista: Clark Gable. Y sería en uno de esos intercambios de pruebas de pantalla de los estudios, cuando la Metro descubriría a Grace en una prueba llegada de la Fox de un papel que Grace no obstuvo. John Ford la vio perfecta y luchó por tenerla en la película como fuera. Grace por su parte, aceptó por ser en África, y por protagonizarla Gable.

«Mogambo» ayuda en muchos aspectos a crear la imagen definitiva de Grace Kelly; es importante destacar, que los estudios solían crear una imagen para sus actores, encajara con la realidad o no, y que lo mantenían mediante un poderosísimo departamento de publicidad, y los actores se veían obligados a mantenerla pues poco poder tenían sobre su propia imagen pública; así, con esa personalidad creada, se les daban papeles acordes con ella, de modo que el público tenía la impresión de conocerlos. En «Mogambo» aparece por primera vez de forma nítida esa definición de Grace Kelly, esa mujer que es hielo al rojo vivo, por una parte es una dama de sociedad, contenida, correcta, distante y siempre con modales, pero, en cuanto finalmente sucumbe a sus emociones, a sus pasiones, ya es simplemente imparable y es cuando se vuelve más maravillosa; todo lo cual, encajaba en muchos aspectos con la propia Grace Kelly.

También lo hacía Ava Gadner con su desinhibido personaje, así que, quizás por ser tan diferentes, Ava y Grace iniciarían una amistad que duró mucho tiempo, los polos opuestos se atraen, y Grace admiraba esa capacidad de Ava de decir o expresar cualquier emoción o cosa que se le pasara por la cabeza cuando ella había sido educada en la idea de la represión de los sentimientos.

¿Romance con Gable? probablemente muy buena amistad, lo que sí es cierto, es que se distanciaron después del rodaje y a Grace no le sentó bien (él estaba en trámites de divorcio).

En cualquier caso, y aunque Gadner se apodera muy en parte de la película, Grace ya se muestra como totalmente irresistible, especialmente en la secuencia en la que vuelve a la casa después de haber sido rescatada. Como conocida curiosidad, comentar que el argumento de «Mogambo» no fue aprobado por la censura española durante la dictadura, por lo que decidieron doblarla a su manera y evitar algo tan horrible como el adulterio; de ese modo, convirtieron a los esposos -el esposo en la ficción también llegaría a convertirse en un gran amigo de Grace- en hermanos, y el adulterio se convirtió en incesto (porque, por mucho que cambiaran los dialogos, la gestualidad, la sensualidad de las escenas entre ambos actores es más que notable) se dice que cuando Ford lo supo, soltó una gran carcajada. No se sabe si Grace lo llegó a saber o si le comentaría la anecdota al primer jefe de estado que conoció ya como Princesa de Mónaco: el general Franco.

En cualquier caso, casi sin comerlo ni beberlo, Grace ya llevaba acumuladas unas cuantas buenas películas con directores muy reconocidos en el medio y además, había firmado un contrato con la Metro, pero este estudio no sabía que hacer con ella, en realidad nunca lo sabría, un publicista llegaría a declarar «no sé porque le entusiasma tanto al público esta chica, no sé lo que tiene» y la propia Grace también confesaría que no sabían que hacer con ella y por eso le dieron algunas películas bastante malas, que les había pasado con varios actores con talento, y que eso era una pena, como era el caso también de su compañero en «Fuego verde» que también lo había sido en la escuela de arte dramático.

La musa de Alfred Hitchcock

De todos modos, la metro descubrió la forma de lucrarse con ella, la cesión a otros estudios, y en aquel momento, había un prestigioso director sumamente interesado en la actriz: se trataba de Alfred Hitchcock. Las declaraciones de este extraño y huraño hombre de «los actores son ganado» dejaban claro sus opiniones y el hecho de que él era el dictador del rodaje y que todo se haría como él quisiese a cualquier precio dejan claras sus ideas, pero con Grace fue distinto, empezaría a respetarla desde el momento en que ella le propuso ir sin bata y directamente con camisón a coger el teléfono en una secuencia, aceptando así el director (cosa muy pero que muy rara) una sugerencia de un actor; probablemente desde ese momento nació una relación de profundo respeto y admiración entre ambos, y ello sucedería en el rodaje de «Crimen perfecto».

Esta película iniciaría una «saga» entre la actriz y el director en el que ella se convertiría en la musa de él, y él quedaría platonicamente enamorado y deslumbrado por ella, es más cuando se convirtió en Princesa, el resto de su vida se la pasó buscando a «la nueva Grace Kelly» e intentando encontrar a una mujer que tuviese el encanto que siempre había estado buscando, siendo por tanto Grace su musa por excelencia, él mismo diría que «si una mujer cualquiera flirtea descaradamente, puede sonar soez, si en cambio lo hace una dama, sonará sofisticado». Y es que la actriz era perfecta para las películas de intriga del director: nunca era lo que aparentaba, podía empezar siendo una cosa y pasar con la mayor naturalidad a ser otra totalmente distinta, podía ser fría pero también podía ser extremadamente apasionada (el mejor ejemplo, el primer beso de «Atrapa un ladrón»), podía ser muy sofisticada, pero también muy sensual… en muchos aspectos, como la propia Grace. Como James Stewart llegaría a declarar «¿quién ha dicho que Grace era fría?, cualquiera que haya rodado una escena de amor con ella sabe que esa mujer no era en absoluto fría».

Y como no, también se rumoreó que hubo un romance con Ray Milland (evidentemente falso).

Acabada la película, Grace volvió de inmediato a Nueva York, cada vez le gustaba menos Hollywood, lo que veía no le agradaba, años más tarde, ya siendo Princesa, incluso se daría cuenta de que lo odiaba «parecía que lo único que se valoraba allí era el dinero. Vi muchísima gente desdichada, autenticamente desgraciada, alcohólicos y personas que habían sufrido crisis nerviosas», es más, llegaría a decir que nunca había visto un sitio donde se reuniera tanta gente desgraciada junta.

Además también había otra buena razón para volver a Nueva York: Oleg Cassini. El importante diseñador, culto y sofisticado y la actriz mantenían un romance desde hacía tiempo, que, sin embargo no avanzaba, y más cosas atrasarían el ver que no tenía mucho futuro ya que… 1954 iba a ser el año de Grace Kelly.

Un año para convertirse en historia del cine

Resulta sorprendente, es como si el destino se hubiera dado cuenta de que el tiempo se le acaba, es como si la propia Grace Kelly se hubiera dado cuenta de que debe de aprovechar su última oportunidad de dejar su huella en el cine y es que, en algo más de un año (catorce meses), sin pausa posible, Grace Kelly haría la mitad de su filmografía y tendría tiempo de ganar un oscar de por medio.

Continuaría con «La ventana indiscreta» papel que era suyo prácticamente desde la anterior película, cuando Grace oía al director hablar continuamente de ese tema. Una vez más, realidad y ficción parecen aliarse: una ex-modelo que desea ser tomada en serio por el hombre que realmente ama, ¿a quien nos recuerda?.

Sería allí también donde trabaría muy buena amistad con Edith Head, una de las diseñadoras por excelencia de Hollywood y que es probablemente la persona que más oscars al mejor vestuario tiene. Ella declararía que «Grace tenía unos modales fríos y reservados que intimidaban a quienes no la conocían, lo cierto es que era muy tímida» y a ello, no ayudaba, como se comentó, que no pudiera ver a más de dos metros de distancia si no llevaba gafas (¿como puedes confiar en alguien que no ves?).

En cualquier caso, su primera secuencia en «La ventana indiscreta» sería una de las más sensuales del cine (de repente ella se acerca a la cámara y parece que va a besar al espectador). Y con el vestuario y las fotos de promoción de esa película crearía una de sus imagenes más conocidas.

Tras un buen rodaje y el deseo de Hitchcock de volver a reencontrarse; Grace, debía de partir de inmediato al rodaje de «Los puentes de Toko-Ri», la Metro ya estaba harta de que los otros estudios se estuvieran aprovechando de la fama y el prestigio de una actriz contratada por ellos, así que decidieron beneficiarse de ella. En la película de propaganda a la que la mandaron (se nota especialmente al final, cuando un general se pregunta retoricamente recordando a unos soldados «¿de donde sacan el coraje, de donde estas capacidades… de donde salen hombres como estos?», ya me imagino a una persona del público respondiendo emocionado «¡de los Estados Unidos de América!»), apenas sale quince minutos, quince minutos, eso sí, encantadores, especialmente la secuencia del baño.

La Metro quería seguir rentabilizando a la actriz, pero otro estudio se había interesado por ella para la que se intuía una gran película «La angustia de vivir», sin embargo, el estudio sólo le mandaba bodrios, harta de esta situación, y de que no pareciera que la fueran a ayudar mucho a conseguir el papel que tanto anhelaba, plantó cara de forma sorprendente al estudio. Nadie solía hacer eso, y menos una novata, los estudios podían acabar con la fama, la reputación de cualquiera y lograr que no volviese a trabajar en Hollywood; pero Grace estaba dispuesta a cualquier cosa, y les amenazó muy sutilmente, diciéndoles que de no conseguir ese papel, le podían enviar las felicitaciones de navidad a Nueva York, dejando claro que lo dejaría todo en Hollywood y que retomaría su carrera teatral.

El estudio la semichantajeó, y le dijeron que harían la cesión sólo si ella luego protagonizaba otra película suya llamada «Fuego verde». Grace aceptó, estaba dispuesta a todo por conseguir el que creía que sería un gran papel y película, lo fueron.

«La angustia de vivir» (que es el título español, el original era «La chica de campo», a saber porque los publicistas pensaron que uno vendería más que el otro) expresivo título que trata la historia de la mujer de un actor alcohólico, y filme en el que, por primera vez, la siempre monísima Grace, aparecía hecha un adefesio (y es que para ganar un oscar a la mejor actriz es un truco infalible desde siempre: una actriz guapísima que aparezca lo más horrorosa que pueda; por ejemplo fue el caso de Olivia de Havilland, Joan Fontaine o Sofía Loren. Y hoy en día también es aplicable, no olvidemos los casos de Julia Roberts, Nicole Kidman o Marion Cotillard, por poner unos ejemplos), en ello, al contrario que muchas actrices, no puso ningún problema, es más, ella misma deseaba que fuera así para darle más veracidad al personaje, sin embargo, el estudio quiso que rodara unas escenas de belleza, en forma de flashback, y al final. Es innegable que Grace hizo un gran trabajo en esta película, se la ve totalmente metida en un papel que domina, sin embargo, a veces hay pequeños instantes en los que se atisba, si uno se fija bien a la sofisticada dama de sociedad detrás del personaje de la campesina. Años más tarde, ya casada, declararía que el papel seguramente lo hubiera interpretado mucho mejor ahora que ya conocía bien el matrimonio, y según fueron pasando los años, dijo que cada vez comprendía mejor su papel en esa película.

Un dialogo de ese filme fue utilizado en la canción de Mika «Grace Kelly».

Un oscar polémico

Por esta película, Grace sería nominada a un oscar a la mejor actriz, cosa que la sorprendería. De nuevo con problemas con la Metro en aquel momento, que la había sancionado sin sueldo ni trabajo (castigo brutal para la mayoría de los que trabajaban en el cine), ella tuvo el buen detalle de acudir allí para saber como debía presentarse en la ceremonia de la Academia. El estudio prácticamente la echó a patadas y le dijo que se las arreglara. Ella no tuvo mayor problema, fue a la Paramount a ver a su buena amiga Edith Head que le diseñaría uno de los vestidos más famosos que llevaría nunca: aquel con el que recogió el oscar y con el que posó más tarde para la revista Life.

Grace Kelly no se veía con muchas posibilidades para los oscar, por una parte por la competencia extrema de aquel año, entre las que se incluía una notoria favorita, Judy Garland, que había hecho una interpretación deslumbrante en «Ha nacido una estrella», y el resto de las candidatas no se quedaban atrás. Y desde luego, la Metro no iba a estar dispuesta a respaldar su nominación y promocionarla. En apariencia, lo único que parecía que iba a tener que hacer Grace Kelly sobre el escenario sería entregar el oscar en su momento a otro grandísimo personaje de Hollywood: Walt Disney, dejándonos la imagen de la coincidencia de estas dos fascinantes personas juntas.

Pero no, para sorpresa de todos, Grace Kelly se hizo con el ansiado premio, convirtiéndolo en uno de los premios más debatidos de la historia de la Academia. Groucho Marx declaró que no haberle dado el oscar a Judy Garland había sido un gran robo. Quizás, era el destino que actuaba una vez más, haciendo que la candidata más improbable y menos consolidada de la mayoría de las nominadas finalmente consiguiese el deseado premio y por tanto la inmortalidad cinematográfica, una vez más, Grace Kelly llevaba a cabo lo improbable, lo inesperado.

Y respecto a la famosa pregunta… ¿realmente merecía más el premio Grace que el resto de las nominadas? nunca sabremos que es exactamente lo que movió a los miembros de la academia a votarla, tal vez su enfrentamiento con el estudio le generó simpatías, quizás el aparecer como un adefesio, y seguro que su interpretación tuvo mucho que ver, pero lo cierto es que el resto también hacen grandes interpretaciones: Audrey Hepburn ya tenía un oscar, y por mucho que costara rodar «Sabrina» no creo que su papel fuera para tanto; indudablemente Dorothy Dandridge hace un papel increíble en «Carmen Jones» (adaptación musical de la famosa ópera Carmen) pero probablemente su raza negra no estuviera en su favor… y finalmente, la gran favorita, Judy Garland, que había ganado un minioscar (lo que a mi modo de ver, en cierto modo la compensa) al principio de su carrera por «El mago de Oz» y que todo el mundo esperaba que renaciera una estrella con aquel nuevo remake.

Es mi opinión personal que, poniendo frente a frente las interpretaciones de Grace y la de Judy, y sin dudar de la calidad de ambas, la de Garland no tiene rival (a pesar de lo mucho que adore a Grace, aunque también me encanta Judy Garland), es brillante, muy dramática, perfectamente interpretada de principio a fin, se tiene que enfrentar a muchos más personajes, además de números musicales enteros. A todos los niveles, tiene más importancia y dificultades dramáticas que las que pueda tener el personaje de «La angustia de vivir». ¿Por qué entonces Grace y no Judy?, bueno, lo cierto es que a nivel de personajes, el de Garland estaba muy visto, procedía de un remake y la historia no era precisamente nueva (eso sin nombrar que Judy Garland aparecía siempre monísima). En cambio el de Kelly encandilaba, era misterioso, te tenía atrapado durante toda la película preguntándote si sería así o del otro modo, es desde luego mucho más original y, en apariencia, parece que tiene más fondo (y además Grace sale echa un adefesio). Quizás esto fue lo que «engañó» a los miembros de la academia en su votación.

En cualquier caso, Grace Kelly recogería el oscar llena de excitación y apenas pudiendo decir poco más que las gracias de una forma claramente modesta y emocionada.

Entre tanto, su familia en Filadelfia seguía alucinada, eran incapaces de creer lo importante que se había vuelto su hija, y sólo eran capaces de decir que estaban convencidos de que Peggy iba a ser la triunfadora de la familia. Nunca jamás demostraron el más mínimo entusiasmo por los múltiples e históricos triunfos de su hija y siempre los minusvaloraron siendo incapaces de apreciarla. Respecto al oscar el padre dijo que suponía que era algo importante y que no se explicaba como lo había conseguido.

Pero mucho antes de eso, Grace aún tendría que protagonizar otra película «Fuego verde», que sería según su compañero de rodaje (que también había ido a la escuela de arte dramático con ella) «una pena estar en la única película mala que hizo Grace». Lo cierto es que a ella no le gustaba, y la estancia en Colombia fue un infierno para todos, el propio productor acabaría reconociendo que la película había sido un error y un crítico la definiría así, no falto de sorna: «Stewart Granger cava y cava, mientras Grace Kelly suspira y suspira, y así se pasan dos horas de película».

Personalmente, no creo que «Fuego verde» sea tan mala (aunque quizás sea porque a veces la cartelera actual se supera a sí misma), es original, tiene un argumento interesante, y aunque quizás pudo haber sido mejor en diversos aspectos, lo cierto es que se deja ver perfectamente y puede ser apreciada.

En ella encontramos además, uno de esos dialogos que a pesar de decir personajes ficticios, parecen dar pistas acerca de su destino, como si ya todo estuviera prefijado, Grace dice: «aún no me ha entrado el pánico de la soltería (efectivamente así era, dado el año tan ajetreado que había tenido, no había podido pensar, cosa que haría después, llegando a la conclusión de que deseaba y mucho, tener una familia), tengo todavía la esperanza de que el Príncipe azul baje cabalgando de la montaña» (como efectivamente así sucedería) a esto, Stewart Granger le responde «cuando lo haga, la encontrará guapísima», obviamente, Rainiero III la vio así. Unas secuencias más adelante, curiosamente y por extraño que resulte, el protagonista parece haberse tomado en serio la referencia al Príncipe, pues dice «¿y por qué un Príncipe, por qué no un minero?» (y obsérverse que si cambiamos esta profesión por la de actor seguiría encajando perfectamente su respuesta) a lo que la futura Princesa de Mónaco responde «cada cual ama la vida a su modo, la suya es volar de una a otra montaña porque su impulso le obliga a hacerlo (una vida inestable), la mía es echar raíces aquí, yo me debo a esto» (¿acaso hay mejor definición de la misión de una monarquía y de lo que ella tendría que hacer en su Principado?).

Como ya se ha dicho, Grace aceptó ese trabajo unicamente para hacer «La angustia de vivir» así que según pudo, partió inmediatamente a Francia (no sin dificultades por parte del estudio, por supuesto) para rodar de nuevo con Hitchcock (de hecho, este prácticamente planificaba la carrera de la actriz, tenía planes incluso para cuando ella acabase su contrato con la metro. Quizás por eso luego llegaría a usar tácticas tan enfermizas para retener a las siguientes actrices), llegaba el momento de «Atrapa un ladrón».

Pero antes, debería de resolver un asunto personal, la relación con Cassini seguía igual de estancada él no parecía tener la más mínima intención de avanzar. Finalmente, Grace lo llevó a conocer a su familia, que, como no, lo rechazó totalmente, durante toda la visita lo ignoraron e incluso le dijeron claramente que un hombre divorciado tres veces, que por encima le doblaba la edad a Grace, por muchas otras buenas cualidades que tuviera (y las tenía: era culto, inteligente…) no era una opción de matrimonio. Todos esos factores hicieron que Grace acabara definitivamente con la relación.

Las últimas películas, al destino le gusta jugar

En la última película de su trilogía Hitchcock, que tiene un título con tanto doble sentido como la mayoría de los ingeniosos dialogos que se pronuncian en ella, es especialmente interesante en la filmografía de Grace Kelly. En ella trabaja con Cary Grant, sin embargo, este dueto tan estiloso no dio un resultado tan glamuroso como era de esperar, al menos en mi opinión.

En cualquier caso, la película está llena de deliciosos dialogos, pullas sexuales por parte de el y sobre todo ella (una de las frases más recordadas es «esta noche podrá ver uno de los mejores espectáculos de la ciudad, me refiero naturalmente, a los fuegos artificiales») y uno de los besos más memorables e inesperados de la historia del cine; aquí Hitchcock explotó como nunca a la mujer que era hielo al rojo vivo, a la diosa que parecía distante pero que acababa por sucumbir. Y así, la persecución de Grace Kelly por Cary Grant es divertidísima.

Pero en esta película hay más, mucho más, por primera vez, Grace aparece en el que sería su principado, y grita «¿no es precioso?» y lo que es más sorprendente (y tal vez un poco macabro) Grace conduce a toda prisa por la carretera y después se para a hacer picnic con Cary Grant en la misma carretera, y en la misma curva en la que años después, 1982 para ser exactos, tendría su mortal accidente ya como Princesa.

La coincidencia es como mínimo fascinante, la secuencia del picnic podría haberse rodado en cualquier otro sitio, la carretera podría haber sido cualquier otra, pero no, fueron precisamente esas, una vez más, el destino parecía estar dando pistas, y ficción y realidad se relacionaban de la forma más misteriosa y curiosa.

¿Cuándo se conocieron Grace y su Príncipe azul (nunca mejor dicho)?, hay quienes dicen que fue durante el mismo rodaje de «Atrapa un ladrón» pero otros, que parecen mejor informados, dicen que fue en el festival de Cannes de aquel año al que fue invitada (para ese momento ya había ganado el oscar) aunque había rechazado varias veces la invitación, sin embargo, tras la ruptura con Cassini, no vió motivo para no ir y despejarse un poco. Si finalmente no hubiera ido, si su relación se hubiese prolongado sólo un poco más, Grace Kelly nunca hubiera conocido a Rainiero de Mónaco.

La revista Paris-Match quería un gran reportaje, y vio la oportunidad de conseguirlo con ambos personajes, fue así, como Grace fue llevada poco convencida (dijo que «no veo porque es tan importante que conozca al Príncipe, pero si crees que es buena idea, no tengo inconveniente»), entre unos amigos, diversos periodistas y los organizadores del festival al palacio del pequeño Principado de Mónaco. Rainiero llegó tarde, sin embargo Grace supo perdonarle y el reportaje se hizo paseando por los jardines del palacio. Poco después, el Príncipe le escribía una nota de agradecimiento y ella le contestaba, eso iniciaría una relación por correspondencia que acabaría por convertirse en mucho más.

Y una vez más, el destino, la realidad y la ficción parecían divertirse, la siguiente película de Grace Kelly fue «El cisne»: la historia de una mujer que intenta casarse con un Príncipe. Basada en una obra de teatro (con las que Grace se sentía muy cómoda, ya se ha dicho que ella se consideraba más actriz de teatro), es una película preciosa y que guarda algunas frases interesantes sobre la institución de la monarquía. Grace, aparece totalmente deslumbrante en un papel que que va a la perfección, ya estaba dando un adelanto del que según algunos, sería el «papel de su vida» (en cualquier caso, Grace declaró en alguna ocasión que el haber sido actriz la había ayudado mucho para ser Princesa).

La verdad es que es una película preciosa que también define muy bien a la propia Grace y lo que representaba, debía ser perfecta, altiva como un cisne en un lago, y nunca acercarse a la orilla porque entonces se vería su torpeza, en eso consiste tener una imagen. En cualquier caso, reconciliada con la Metro, ese sería uno de los rodajes más divertidos que tendría e iniciaría una serie de bromas recurrentes con Alec Guiness a través de los años.

Otra de esas curiosidades particulares, es que el personaje del Príncipe, se llamaba «Alberto», exactamente el mismo nombre que tendría su hijo y actual Príncipe de Mónaco.

Entre tanto, la relación con Rainiero de Mónaco progresaba y ambos estaban cada vez más enamorados y habían descubierto lo mucho que tenían en común. Además, Grace estaba en un punto de inflexión en su vida, la boda de su hermana pequeña Lizanne (con la que había vivido varias veces y a la que tenía especial cariño) le enseñaba que los años seguían pasando. Se dice que Grace era una persona melancólica en ciertos momentos, y así era, algo de eso estaba en su catolicismo (pues era realmente creyente) pero también porque no estaba segura de si estaba perdiendo el tiempo. Desde luego amaba su profesión, siempre lo había hecho, pero también quería una familia: un marido, hijos… sabía que había un tiempo para eso, y tenía miedo de que se le pasara (Grace es la demostración perfecta de que los humanos nunca estamos contentos con lo que tenemos: cuando tenía el éxito profesional, quería una familia; cuando tuvo una familia, quería volver a actuar…).

Así que Rainiero fue EEUU, con la excusa de ir a hacerse un chequeo en un hospital; sin embargo, los periodistas por una vez acertaron las verdaderas razones, aunque no estaban seguros de quien era el amor del Príncipe.

Rainiero le pidió la mano a Grace en Nueva York y esta aceptó, a continuación fueron a Filadelfia a conocer a la familia, tan simpática como siempre, el padre declararía «la realeza no significa nada para nosotros, espero que no vaya por ahí comportándose como hacen algunos príncipes porque sino se quedará sin una chica estupenda». En realidad, a Grace, visto todo lo anterior, ya le daba igual lo que dijera su familia y había aceptado casarse con su príncipe. Aunque a sus padres, aún les quedaba mucha pata por meter.

Finalmente, se anunció la noticia primero en Mónaco y después en Filadelfia, y rápidamente se convirtió en noticia de portada. La prensa y todo el mundo acabarían por volverse tan loca y acosarían de tal modo a la familia (los padres no dejaban de soltar indiscrecciones o decir tonterías), que se decidió dar una entrevista colectiva muy reveladora en muchos aspectos.

Para empezar, los padres seguían sin saber ni de dónde era el novio (¿Marroquí, italiano, francés?, y decían tonterías como «no me imagino a mi Gracie a lomos de un camello por el desierto») y Grace… aunque sabía mucho más, no parecía estar segura de hacia donde encaminaba sus pasos y lo que supondría convertirse en Princesa, pues dijo determinantemente «nunca dejaré la interpretación». Sin embargo, rápidamente, Rainiero III aclaró que toda posibilidad de trabajar le sería imposible, ya fuera en EEUU o Europa, y que no le quedaría más remedio que dejar su profesión puesto que «ya tendrá bastante que hacer como Princesa».

Sin embargo, Grace aún tenía un contrato con sus «amigos» de la metro, que se mostraron, sorprendentemente generosos y decidieron cancelarlo (y eso que le quedaban varios años ligada al estudio), aunque aún haría una última película y desde luego, ellos tendrían todos los derechos sobre la emisión y distribución de su boda. Además, le regalaron el vestuario de la que sería su última película: «Alta sociedad».

El gran «finale» de Grace Kelly

«Alta sociedad» era un remake musical con partitura del gran Cole Porter en el que Grace se empeñó en cantar ella misma (¡no quiso irse de Hollywood sin hacer un musical!), aunque sólo aparece como dueto y es difícil oír bien su voz en una canción, por otra parte no muy virtuosística, sí que se puede atisbar una voz cantando que resulta agradable aunque no grandiosa.

Su última película parecía, una vez más, un reflejo de ella misma (y en este caso no se puede decir que la hicieran para ella, pues era un remake), pues la historia va de una chica de sociedad de Filadelfia (dónde había nacido) que va a casarse (otra interesante coincidencia, pues esta sería la última película de Grace Kelly última película antes de convertirse en Princesa). Es fascinante como en este filme, que es sin duda una gran despedida, convergen su pasado y su futuro: las localizaciones de Filadelfia y el auténtico anillo de prometida que le regaló Rainiero; el pasar de una alta sociedad, a otra totalmente distinta… Pero sobre todo, destacan las frases, que tantas veces se han utilizado para definirla «oh, ahí está, la mirada gélida de la diosa» que dice Bing Crosby. Se define al personaje (y en cierto modo es también la propia Grace) como una diosa en un pedestal, que debe de ser adorada. Pero el personaje y Grace contestan habilmente «yo no quiero ser adorada, quiero ser amada», lo que siempre había buscado la propia actriz.

Y otra peculiarísima coincidencia de esta película, en ella, su hermana pequeña se llama Carolina, y sí, exacto, es el mismo nombre de la primera hija que tendría con Rainiero.

Una vez terminado el rodaje, efectivamente se enfrentó al papel de su vida, pero aún no podía siquiera adivinar que sería en sesión continua. La prensa parecía publicar todos los días una noticia sobre ella, aunque sólo fuera con las hipótesis de dónde se celebraría la boda. Finalmente se hizo saber que era en Mónaco, y hubo que explicar al pueblo americano el como aquella boda no sería un enlace normal sino de estado.

Grace embarcó hacia lo desconocido y ya tardaría mucho en volver, aunque seguiría siempre en contacto con sus amigos.

El mayor papel de su vida

A ambos contrayentes les quedó un mal recuerdo de su boda, «fue totalmente agobiante», quizás les influyó toda la presión que se abatió sobre ellos, o que fuera un enlace tan polémico (aunque la historia de Mónaco da de sí en ese aspecto), pues las Casas Reales europeas les dieron la espalda al considerar totalmente improcedente que alguien de sangre real se casara con una plebeya (que gran ironía del destino, precisamente todas esas grandes dinastías tendrían que acabar cediendo ante la evidencia de que los matrimonios tal y como se habían entendido hasta ese momento, ya no tenían razón de ser, y que la evolución de la monarquía pasaba por la eliminación del cocepto tan desfasado de «matrimonio morganático).

En cualquier caso, lo cierto es que, realmente a ninguno de ellos les gustaba tener una vida tan pública, aunque era la que no tenían más remedio que tener. En realidad, Grace no podía esperarse lo que iba a venir, si como actriz detestaba ser lo que conllevaba ser una estrella, entre otras cosas la fama, al menos le quedaba un reducto de privacidad, varios ámbitos en los que nadie entraba; pero como Princesa, eso ya no existía, absolutamente todo lo que hacía era público, ella era un personaje público y no tenía derecho a la privacidad, eso sería algo que nunca llevaría muy bien; muy especialmente, porque solía hablar de que se contaban muchas mentiras «se dicen cosas muy dolorosas sobre tu familia y que sientan mal» ya fueran sobre su marido o sus hijos. Sin embargo muchos la veían como la protagonista de un cuento de hadas, acerca de eso, ella misma dijo «la idea de que mi vida ha sido como un cuento es, en si misma, un cuento».

Y aquí también haría aparición la leyenda negra, leyenda que mezcla alcoholismo, infelicidad, un marido infiel y unos hijos aún más imposibles de lo que realmente fueron; se dice que Ava Gadner dijo que «Grace es una de esas chicas que si les das un par de dry-martinis, su alteza serenísima se convierte en otra de esas chicas a las que le encanta nadar entre la mierda» o que supuestamente, en una recepción del Sha, apareció borracha, el vestido se rompió y pasó de reír histéricamente a llorar desconsoladamente. La mayoría de estos temas son, como no, falsos o extremadamente exagerados.

Contrariamente a lo que muchos dijeron, el matrimonio de Grace de Mónaco sí fue feliz, lo que no significa que se lo pusieran fácil, enfrentada a un país extranjero del que apenas sabía la lengua, con un marido lleno de ocupaciones y con el que apenas podía pasar tiempo (y a ella misma tampoco le faltaban cosas que hacer), una cuñada conspirando para hacerse con el trono, y un montón de tradiciones que desde su perspectiva de américana le parecían absurdas (y algunas logró cambiarlas, tras decadas, pero lo consiguió), siempre se encontraba en su propio palacio con la frase «nosotros lo hacemos de otro modo». Afortunadamente, ella y Rainiero encontraron un refugio en una pequeña casa de campo a la que solían ir totalmente solos y en la que consiguieron mantener y recordar porque se amaban y se habían casado.

En su ayuda, para adaptarse a su nueva vida, salieron, entre otros, la Familia Real española, en especial, la Reina exiliada Victoria Eugenia, que también había atravesado el duro proceso de vivir y tener que reinar en un país extranjero con todo lo que ello implicaba. En cualquier caso, tanto Rainiero como Grace acudieron a la proclamación de D. Juan Carlos, momento en el que él necesitaba pruebas de confianza y apoyo de jefes de estado extranjeros, para que todo el mundo comprobara y entendiera que en España cambiaban las cosas.

En cualquier caso, para una americana como Grace, entender las tradiciones y el modo de pensar europeo no acababa de ser fácil, y mucho menos en un entramado tan complejo y lleno de historia como una monarquía (por ejemplo, no podía recibir ninguna visita masculina en su cuarto, por lo tanto tenía que desplazarse a propósito al modisto; tardó once años en poder cambiar esa tradición). En mi opinión, Grace aunque se adaptó en muchos otros aspectos,  nunca llegaría a entender del todo la importancia de determinadas tradiciones, pues como buena americana, tenía un enfoque ante todo práctico.

En todo caso, Grace se empeñó en convertirse en la Princesa, esposa y más tarde, madre perfecta. Aunque al principio se sintió como una extranjera, y le costó adaptarse realmente pues sólo tenía un amigo allí (el servicio no era muy amable al principio), pronto llegaría a ser adorada por su pueblo, aprendería rápidamente francés y despediría a los guardaespaldas permitiendo que cualquiera de sus subditos pudiese acercarse a su Princesa mientras tomaba algo en un café con sus hijos, hacía realidad eso que había dicho uno de los antepasados de su marido «prefiero ser Príncipe de Mónaco antes que Zar de todas las Rusias, porque, ¿qué otro soberano tiene el privilegio de conocer a todos y cada uno de sus subditos?». Además Grace de adaptaba a cualquier situación, se ponía tanto al nivel de un taxista, como de un estudioso, y eso la hacía agradable para todos.

Cuándo llegaron los hijos (tendría tres: Carolina, Alberto y Estefanía), ellos llenaron totalmente su vida, y se dedicó muy cuidadosamente a su educación, aunque lamentablemente, en la adolescencia algunos le salieron especialmente rebeldes (Estefanía fue el mejor ejemplo, parecía que no le gustaba ser Princesa y se rebelaba continuamente contra ello). Pero también tuvo abortos, todos los cuales la ponían especialmente triste.

Cuánto más crecían los niños, y por tanto menos la necesitaban, aumentaba su melancolía, no podía ir tanto a EEUU a ver a su familia y amigos como hubiera deseado, y la verdad, echaba mucho de menos actuar. Ella dijo que «una de las pocas cosas de las que me arrepiento es de no haberme desarrollado plenamente como actriz, pero fue mi decisión. Ahora lo más importante para mi es desempeñar bien mi papel de esposa, madre y Princesa». Y así fue, Grace revitalizó la economía del Principado, el casino volvió a funcionar y Mónaco volvió a tener glamour. Gracia de Mónaco, especialmente interesada en las artes, trajo a grandes artistas, creo festivales y luchó por convertir su nuevo país en todo un referente cultural, además de múltiples actividades caritativas.

Consiguió actuar de nuevo, en documentales y en pequeñas películas en las que aparecía como estrella invitada, además de participar con gusto en recitales y lecturas dramatizadas. Y entonces, Hithcock reapareció ofreciendole el papel protagonista en «Marnie la ladrona», pero todo se complicó, el pueblo monegasco no aprobaba que su princesa volviese a actuar y menos en el papel de una cleptómana, el rodaje se retrasó, los de la metro pusieron también dificultades porque exigían un porcentaje, sobre todo teniendo en cuenta que la habían permitido marcharse sin cumplir el contrato que la ligaba a ellos, y por encima Grace supo que estaba encinta de un hijo que finalmente nunca tendría. Finalmente, aunque dolida, tuvo que declinar la oferta del director que aún estaba enamorado de ella. También reaparecería alguna vez presentando una categoría de los oscar desde Mónaco. Se dice que también pudo haber hecho el papel de la zarina Alejandra en la gran película «Nicolás y Alejandra». El Príncipe Rainiero también era consciente de lo duro que resultaba para su esposa haber dejado ese mundo.

El final que nunca existió

Sin embargo, el destino, como había hecho toda su vida, decidió volver a ser aparentemente generoso con Grace, entre ella unos amigos, decidieron hacer una pequeña película titulada «Rearranged», una divertida comedia en la que Grace se interpretaría a sí misma  y que se desarrollaría durante la exposición floral del principado que siempre presidía.

Como ya digo, el destino, sólo fue aparentemente generoso, porque aunque empezaría a rodarla (e incluso el Príncipe haría un pequeño cameo haciendo un arreglo floral), nunca la terminaría.

Se ha hablado muchísimo del famoso accidente de coche que acabó con la vida de Gracia de Mónaco: que si iba borracha, que si conducía su hija Estefanía, que si ambas estaban teniendo una fuerte discusión y eso produjo la fatal distacción… todo falso. La realidad era que Grace padecía una enfermedad vascular como otros miembros de su familia, una enfermedad que llegaba a provocarle jaquecas que la dejaban inmovilizada. El día que viajaba con su hija, sintió una punzada, perdió el conocimiento y pocos segundos después despertó desorientada pisó el acelerador en vez de el freno en la curva en la que muchos años antes había rodado la tan seductora secuencia de «Atrapa a un ladrón» y se despeñaron por el precipicio. La Princesa Estefanía pidió ayuda desesperada, y aunque Grace estuvo en el hospital unos días, cuando le dijeron a su familia que había sufrido daños cerebrales graves e irreversibles, decidieron desconectarla. Grace de Mónaco murió.

Como ya se ha comentado muy ampliamente (demasiado quizás, espero que me perdoneis), Grace Kelly pareció enfrentarse siempre a su destino, a lo que estaba establecido, nunca se convirtió en dama de sociedad, no siguió con su carrera teatral, abandonó su carrera cinematográfica y su final no fue de cuento de hadas… sin embargo, una vez más parece que se enfrentó a lo impuesto y, en cierto modo, venció a la muerte. Grace adquirió esa inmortalidad reservada a muy pocas personas: forma parte de la historia del cine, de Europa (y en el caso de Mónaco es un importante precedente, Charlene Wittstock siempre será comparada con ella), es un icono de estilo y se ha convertido en uno de los grandes personajes del siglo XX, será siempre recordada (en parte gracias a Universo de A, jajaja, es broma) y podrá deslumbrar con su estilo, su recuerdo y su fascinante historia a muchas más generaciones, porque Grace Kelly de Mónaco fué…

la Princesa de las estrellas y la estrella de las Princesas.

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12 respuestas a Especial Grace Kelly: Grace Kelly / Grace de Monaco / Gracia de Mónaco

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  4. Sugel dijo:

    Grace Kelly nunca fue demasiado prolífica en sus apariciones en la pantalla grande. En 1953 tan sólo protagonizó una película, «Mogambo» (1953) de John Ford, un estupendo título de aventuras africanas con un triángulo estelar completado por Clark Gable y Ava Gardner .

  5. Bueno, tienes que tener en cuenta que fue el principio de su carrera, y luego no le dio tiempo a mucho más…

  6. Linda reina……siempre la recordaremos

  7. Ella era Princesa, pues Mónaco es un Principado, no un Reino, y por tanto los soberanos nunca llegan a ser Reyes.
    Pero sí, no hay duda de que ha dejado huella en la historia.

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