El rey león

Porque es «El rey león», que sino sería una crítica express con todas las de la ley (de Universo de A)

Sinopsis y ficha técnica

El Rey León es el musical con mayor trascendencia en la historia del género en Broadway, alcanzando niveles de venta insuperables desde su estreno hace 17 años y estableciéndose como el musical de mayor éxito en la taquilla. Con el sello de calidad inconfundible de Disney, la producción ha alcanzado la fama internacional y el reconocimiento artístico ante la crítica y el público en los países que ha sido representado. El musical se ha representado en 18 países y traducido a 8 idiomas distintos, siendo España el primer país de habla hispana donde el musical se representa y de la mano de Stage Entertainment, productora de grandes éxitos cómo Mamma Mia! y Los Miserables.

La sofisticación del musical nace del ingenio creativo de Julie Taymor, las canciones de Elton Jon y Tim Rice, y la visión musical de Lebo M. y Hans Zimmer. La unión de este equipo creativo ha dado lugar a una obra de arte visual y auditiva que ha cosechado hasta 70 premios internacionales y ya son más de 70 millones de espectadores en el mundo los que han disfrutado la experiencia de ver El Rey León.

El musical se compone de un elenco internacional con más de 50 actores en escena quienes, junto a la música en directo, evocan la conocida historia de Simba con una sutil e innovadora mezcla de ritmos, danzas y formas africanas representadas en las espectaculares esculturas animadas, el sofisticado vestuario y la impactante escenografía.

El Lope de Vega, ubicado en la Gran Vía madrileña, acoge el musical desde su estreno el pasado otoño, una super producción de tal magnitud que obligó a reformar el Teatro completamente, impulsando el género musical en España hasta los niveles de Broadway.

Información para el espectador:

El Rey León es un musical apto para todos los públicos pero como sugerencia a los padres recomendamos que los niños no sean menores de 6 años.

Todos los espectadores que accedan al teatro independientemente de su edad deberán tener su entrada. Advertimos que se utilizan luces estroboscópicas en varias ocasiones durante la representación.

El calendario de las entradas disponibles actualmente a la venta no significa el final de temporada.

DURACIÓN:

2h y 45min (descanso incluido). Una vez iniciada la función, no se permitirá el acceso hasta que el personal de sala lo considere oportuno.

 

Comentario previo

Normalmente, es sabido en este blog, que cuando algo que veo no me entusiasma lo suficiente, y sin embargo quiero dejar constancia de ello sin esforzarme demasiado, puesto que considero que no merece la pena hacerlo (ver en A oficial la definición de las críticas express para más detalles), escribo una crítica express. Pero tanto si me horroriza como si me encanta, se escribe una crítica normal como esta… sin embargo, he de reconocer que «El rey león» constituye una excepción (pues no ser la obra que es, hubiera sido sin duda una crítica express).

¿El porqué?, bueno, es una obra tan conocida y reconocida, tan premiada, con tanta fama, se tardó tanto en traerla a España, y cuando se hizo el tema se convirtió en todo un evento con proyecciones en la fachada del ayuntamiento e incluso una breve exposición en la Casa de la panadería… pero es que al final, mucho me temo que «El rey león» se queda en eso (ya en la crítica se analizará todo el tema con más detalles), una brillante maniobra publicitaria y de relaciones públicas que ha conseguido convertir el espectáculo en un «lo hay que ver», un imprescindible y un símbolo de prestigio, lo cual se ve claramente en sus elevadísimos precios y en todas las empresas que lo apoyan y que consiguen entradas con gran facilidad… y es que al final, parece que este espectáculo se ha sabido mover, y está muy lejos de vivir del gran público, en el que parece no confiar, en favor de otra protección al parecer más rentable y sobre todo, estable.

¿Cómo entonces no van a ser las críticas de los medios favorables o muy favorables cuando estos mismos están metidos en el ajo?, se vuelve entonces muy lógico que sea tan difícil encontrar entradas cuando hay tanta reserva previa y tantas butacas comprometidas.

Lo cual nos hace preguntarnos acerca de la validez y de la verdadera calidad de un espectáculo artístico que no parece capaz de someterse al juicio del gran público, y que de este modo se explica como puede permitirse tan ingentes campañas publicitarias, las butacas supuestamente vendidas con tanta antelación, y tanto tiempo en cartel… pero mucho me temo, que los méritos no están en la propia representación, sino en el espectáculo que han sabido montar a su alrededor.

Eso se ve demasiado claro cuando entras al teatro y te encuentras con toda una campaña de venta de merchadising, y en donde hasta el último detalle se cobra (guardaropa incluído, una auténtica vergüenza; aunque por desgracia, esto es algo que ya lleva demasiado tiempo en vigor en determinados teatros privados).

Aunque es mucho peor, especialmente en estos teatros comerciales que fomentan el ganar dinero a cualquier precio, la venta de alimentos para poder comer durante la función, y muy especialmente de… ¡palomitas!, ¡pero a quien se le ocurre! (¡y en un musical, donde el tema auditivo es especialmente esencial!), y lo peor es que asombra ver la escasa cultura teatral de mucha gente que incluso las adquiere.

No es lo único que provoca horror y da vergüenza ajena en este teatro Lope de Vega, me sigue pareciendo, y siempre pensaré que es una estafa hacia el público el que los actores usen micrófonos y que todo lo que oímos sea a través de altavoces… le quita todo el mérito y el interés al teatro en directo, ¡y más en un musical!; eso sinceramente, me parece de denuncia, puesto que creo que es un auténtico timo, algo contra lo que protestar y una práctica que debería de condenarse y de desaparecer definitivamente.

Por otro lado, por comentar alguna cosa positiva acerca del funcionamiento de este teatro, su conservación es excelente, está deslumbrante y en todo su esplendor (y no se puede dejar de mencionar su gran belleza); además su estilo historicista ha sido complementado con obras de arte contemporáneas en los pasillos, algunas de gran calidad, con lo que merece mucho la pena pasar el entreacto contemplándolas; un rasgo muy interesante y soprendentemente positivo, para ser un teatro tan desmesuradamente entregado a lo comercial.

Dicho todo esto, parece el momento para analizar la obra en sí.

 

Crítica

Tradicionalmente, al menos en España, hay dos películas Disney que se suelen reestrenar  con cierta asiduidad (la primera siempre con más éxito que la segunda): «La Bella y la Bestia» y «El rey león» (ambas reaparecieron en las pantallas en Imax, y después en 3D); así que, pronto pareció lógico lanzarse a la aventura del teatro musical (no era para menos, en los 90 todo el mundo se preguntaba a donde había ido Broadway… cuando Alan Menken empezó a batir records de oscars para Disney llevando al estudio a una segunda época dorada, todo el mundo lo tuvo claro, Broadway había ido a parar a los estudios Disney). La primera elegida para superar ese reto fue, por supuesto, «La Bella y la Bestia» (que en España sólo pudimos ver en su versión Broadway en la primera producción que se hizo, las siguentes introdujeron todo tipo de espantosos cambios en el premiado vestuario y escenografía), que constituyó un enorme éxito, tanto artístico como comercial (en el caso de España fue una notoria y especial excepción el tiempo seguido que permaneció en cartel y que nunca antes había sido superado) y que consiguió adaptar sorprendentemente bien la película, incluso ampliandola y complementándola… un éxito absoluto en definitiva.

Más mucho me temo que ha podido ser una excepción, no parece que ninguna de las siguientes producciones lo haya conseguido, y entre ellas está esta, que fue la siguiente en dar el paso al teatro.

En primer lugar, el libreto es muy fiel a la película, pero irónicamente, eso es precisamente lo que lo lastra continuamente (en «La Bella y la Bestia» consiguieron alterar y cambiar cosas que resultarían difíciles de mantener en teatro, como que los objetos, en vez de estar transformados desde el principio, lo van haciendo progresivamente; y otras cosas que fueron bastante sabias para lograr una mejor adaptación), y es que no se puede convertir una película de apenas una hora y media en un espectáculo de dos horas y media sin añadir nada de nada, o manteniendo el guión casi literamente tal cual está, y eso es precisamente lo que se hace.

El musical no añade absolutamente ninguna cosa a nivel narrativo a lo que había en el filme original: no sabemos de más subtramas, ni más detalles acerca de los personajes… nada de nada… es como si hubieran fotocopiado la película en el escenario y fueras sabiendo y prediciendo detalle por detalle lo que va a pasar, en la historia no hay lugar alguno para la sorpresa (aún llegaré más lejos, incluso diría que reproducen el mismo montaje, aún con las dificultades que ello conlleva para el lenguaje teatral… cosa de la que, evidentemente, no salen bien parados).

Sin embargo, tampoco estoy nada seguro de que esta obra convenza a los pocos que no hayan visto la película, pues como ya digo, el libreto depende tantísimo de esta, da tan por hecho que es conocida y qué se ha visto, que simplemente, no facilita ni mejora la comprensión de la historia… pero desgraciadamente, estamos viendo teatro, no cine, las imágenes no dicen ni explican lo mismo en ambos medios que tienen lenguajes muy diferentes (algo que la obra parece querer ignorar contumaz y deliveradamente), y como ya digo, eso el libreto simplemente no lo respeta, sólo fotocopia el guión de la película.

De hecho, en sus escasos intentos de adaptaciones al teatro, incluso toma decisiones totalmente erroneas como mantener a un Simba niño hasta el segundo acto, concediéndole al menos la mitad de la obra, haciendo que esta quede incoherente, descompensada, y retrasando mucho la acción.

Por tanto, quizás una de las cosas más irónicas de este musical, es que, no es que viva a la sombra de la película e intentando desesperadamente ponerse por encima, es que él mismo se ocupa en mantenerse en esa sombra y bien cerquita de la película.

Así pues, partiendo de un libreto más bien deficiente (o simplemente poco apto para el teatro), y sabiendo que es además un material muy difícil: al igual que el gran reto en «La Bella y la Bestia» fue el conseguir que los disfraces de los objetos en escena no resultaran poco verosímiles, realistas o infantiles; «El rey león» también se enfrentaba a cómo contar una fábula de animales encima de un escenario, que esta resultara seria y no pareciera un espectáculo infantil… cosa que consigue sólo parcialmente (y más por el prestigio que han conseguido crear que por su auténtica calidad).

¿Cómo lo hacen? utilizaron la misma técnica que ya se había utilizado en la premiada «La Bella y la Bestia» con un Tony precisamente por eso: recurrir al arte; es decir no buscar el realismo ni el naturalismo (que muy difícilmente habrían funcionado, y más con un respeto tan exagerado hacia la fuente original), sino la evocación, «la idea de», así pues, se recurre al arte y al estilo africano, a lo primitivo y al abocetamiento; esa sin duda, fue la mejor idea de la producción, pero como pronto comentaré, sólo funciona a medias.

Llega pues el momento de hablar de la dirección, que recayó en Julie Taymor (no olvidemos que nuestra versión de España es una copia exacta -con el obvio cambio de idioma y determinadas aportaciones localistas más bien desafortunadas, como el Timón andaluz- de la que se ve en Nueva York), una buena elección en principio, puesto que dado que había dirigido sobre todo óperas, sabía lo que era enfrentarse a un material difícil y no siempre accesible al público de hoy día.

Y la verdad sea dicha, si hay algo que destaca y brilla en este musical es precisamente la dirección (con razón fue lógicamente premiada con un Tony), y es que Taymor hace todo lo posible y lo imposible por lograr adaptar una historia tan difícil y tan cinematográfica que tendría muchas posibilidades de haber quedado totalmente ridícula y parecer una fantochada en otras manos; y es que se aprecia su maestría, sus decisiones para lograr una buena adaptación, su búsqueda increíble de la espectacularidad y de conseguir la emoción de la película (el comienzo de la obra es tan emocionante o más que el de la película); pero una vez más, está lastrada por el libreto, tiene las manos atadas y al igual que en una ópera (quizás por eso la contrataron) no puede cambiar nada, ni aunque sea para mejorarlo o hacerlo más escenificable, así que no lo puede dar todo, e inevitablemente hay tropiezos continuos e inevitables.

Así, la decisión de las máscaras africanas es buena, pero nunca llega a haber sintonía con los actores, cuando estás viendo la función, simplemente no sabes a donde mirar y acabas no creyéndote nada. También las adaptaciones de los disfraces de Timón y Pumba dejan bastante que desear, una vez más, lastrados por una fidelidad mal entendida hacia la película. Quizás, si hubieran tomado la decisión de cambiar el argumento de la película y ubicar la obra en un poblado de indígenas que llevan ese tipo de vestuario (de los leones y todo eso) hubiese dado un muy buen resultado, pero desgraciadamente, se quedan en un indeciso punto intermedio que le quita toda verosimilitud a la obra.

Pero es innegable que la dirección aporta otros momentos buenísimos, como la reaparición del Mufasa muerto ante Simba, tan espectacular o más que en la película; también resulta original la resolución de la estampida aunque mejorable.

En todo caso, la dirección de Taymor es de lejos lo más alabable y lo mejor de este musical.

En lo que respecta a la escenografía, es un tanto simplista y por tanto, no siempre llega a funcionar, un mismo sitio tiene que hacer de demasiados lugares, y no cuela (sin mencionar que en ocasiones resulta demasiado acartonada); sin embargo, cuenta con ese estilo primitivo africano tan interesante que es quizás lo mejor y lo más acertado de la producción. Lo mismo se puede decir de un vestuario, que sin embargo, y como ya he comentado, funciona más como pieza de exposición que para usarlo con actores o para contar una historia; precioso y muy artístico, sin duda, pero ahí se queda todo.

Falta hablar del aspecto técnico más importante en un musical: la música; que una vez más, y por desgracia, no aporta absolutamente casi nada nuevo a lo que ya había (apenas dos canciones, y sólo una de ellas destacable, la del Simba adulto). Elton John podrá ser un gran compositor de canciones, pero parece incapaz (al contrario que Alan Menken, que ya contaba con una importante carrera en Broadway antes de llegar a Disney) de readaptar la película para el teatro, y que no aporta nada nuevo, sólo los instrumentales de la película reconvertidos en coros, y poco más, en todo caso, una vez más, no hay novedad, no hay sorpresa, no hay aportación, no hay profundización de ningún tipo, ni mediante la música ni mediante nuevas letras que nos den la oportunidad de conocer mejor a los personajes.

Por otro lado, la reducida orquestración del teatro no hace más que perjudicar tanto a las melodías originales de Zimmer como, aunque en menor grado, a las canciones de Elton John, que se ven abocadas a una muchísima menor espectacularidad que en la película (algo que constituye un desastre absoluto cuando se trata de música en directo) y que sólo son una evocación, un recuerdo de esta… dicho de otro modo, cuando acaba el musical no sientes ganas de reoírlo, sino de cogerte de nuevo la banda sonora de la película; lo que es sin duda, una de las peores críticas que se le pueden hacer a este musical que es incapaz de existir como ente propio, y sólo puede quedar a la sombra del filme original.

Por otro lado, se nota demasiado que las nuevas «canciones» (en realidad, la gran mayoría, coros en idiomas africanos inteligibles) están sólo de relleno y para resultar una distracción que aumente el necesario tiempo que tiene que durar un musical, y por el cual el público ha pagado.

Quizás, la mayor y más interesante aportación musical son los percusionistas instalados a ambos lados del escenario que consiguen darle algo de vida a un espectáculo más bien decadente.

Sólo queda hablar de los actores; en una ocasión oí que esta productora contrata a cualquiera que dé el do de pecho aunque no sepa ni actuar… y mucho me temo que salvo rarísimas excepciones (Esteban Oliver, que deslumbra y eclipsa a todos con su personaje de Zazu -con algo más de protagonismo en el musical que en la película, quizás por ser uno de esos tracionales secundarios tan entrañables de Disney-; con razón por lo visto se va a ir a hacerlo en Broadway) este espectáculo parece confirmar esa idea; algo terrible, especialmente en esta obra cuya verosimilitud está tan pendiente de un hilo y cosa que falla, fracaso garantizado; en este caso, las interpretaciones eran especialmente importantes para conseguir un buen resultado, por lo tanto… el desastre se terminó de consolidar.

Empecemos hablando del reparto infantil, que es rematadamente malo, no creo que lo pudieran coger peor ni esforzándose: los niños no podrían actuar de forma más pésima y cantan apenas aceptablemente.

El reparto adulto no está en absoluto en mejor posición, salvo el actor mencionado, ninguno es una maravilla, y por encima no dejas de preguntarte porque todos parecen ser extranjeros (el colmo de la incoherencia es que Simba niño pase de hablar español de España a que de repente crezca y hable español mejicano), y son incapaces de justificar su absurda elección para el papel con su talento, que parece inexistente puesto que no resultan en absoluto creíbles, lo que acaba destrozando totalmente un espectáculo al que le resultaba ya muy difícil salir adelante con el material que tenía, para cuanto más verse perjudicado con unas actuaciones poco o nada verosímiles.

En definitiva, «El rey león» es puro humo, un humo que oculta una fama injustificada y totalmente creada mediante medios muy ajenos a la intrínseca calidad de una producción que deja bastante que desear, siendo por tanto un musical con muchísimas pretensiones y poquísimas cosas conseguidas, un musical que busca tan desesperadamente estar a la altura de la película que no sólo se queda a su sombra, sino que se convierte más bien en un mal intento de imitación de esta; y por supuesto, los precios que se pretende cobrar para verla quedan total y absolutamente injustificados y resultan completamente abusivos.

Mucho me temo, así pues, y para mi gran sorpresa (puesto que desee durante muchísimo tiempo ver este musical, estaba expectante, emocionado, y me alegraba mucho de que por fin llegara a Madrid tras una larga odisea -aunque sé que todo esto no ha tenido nada que ver con mi opinión final acerca de la obra-) que no me queda más remedio que decir que «El rey león»: ni es el musical de referencia de Madrid, ni es un gran musical muy recomendable, tampoco es la mejor representación de Broadway en la ciudad, y teniendo en cuenta sus precios ingentes y desmesurados se me hace muy difícil recomendarlo, por no decir casi imposible.

A su favor sin duda podemos argumentar su larga trayectoria en Nueva York, el que esté viajando tanto por el mundo, o sus múltiples premios… pero mucho me temo que, tal como comentaba al principio, quizás también todo esto pueda tener bastante poco que ver con la auténtica calidad intrínseca de la obra y mucho con una brillante y bien orquestada campaña publicitaria.

Nala y Leones - Nuestro hogar - Foto: BrinkhoffScar - Foto: Brinkhoff
Zazú - Foto: BrinkhoffEl árbol de Rafiki - Foto: Catherine AshmoreSabana Humana - Foto: Catherine Ashmore
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12 respuestas a El rey león

  1. plared dijo:

    Lo he visto ya dos veces y la segunda, me gusto mas que la primera. Imprescindible sin duda y una apuesta segura. Te ha quedado francamente bien la critica y el articulo, por cierto. Cuidate

  2. ¿Me ha quedado bien estéticamente o lo escrito en sí?, en todo caso, gracias.
    Supongo que como me regodeo en la vagancia de la crítica express (pero la falta de tiempo no perdona, y al final, acaba siendo muchas veces más rentable que la normal), las que habían sido las tradicionales empiezan a resultar excepcionales.
    En cuanto a lo de «apuesta segura»… mucho me temo que no apostamos al mismo número, ¿no?.
    Ah, y por cierto, para que luego digas que mi sentido crítico queda anulado con los musicales….

  3. plared dijo:

    Me ha gustado aunque no este de acuerdo la manera de analizarlo. Das tus motivos y puede que tengas razón. La voces son mejorables, los actores también. Pero el espectáculo que es de lo que se trata funciona muy bien y el conjunto te hace pensar que no has tirado el dinero. Desde luego si tuviera que recomendar la lo haría sin duda. Puro entretenimiento

    Y sabes, me recordó salvando las distancias al espectáculo ya de décadas del tropicana de la habana y su numero dedicado a los orishas. Cuídate

  4. Bueno, en no estar de acuerdo afortunadamente nunca ha sido un problema para nosotros, no siempre compartimos las mismas opiniones pero siempre nos escuchamos, y eso al final es lo verdaderamente importante (sin mencionar que nos proporciona debates de lo más interesantes).
    Bueno, en general se puede decir que las voces son lo mejor dentro de los intérpretes, sólo faltaría, ya que las actuaciones son bastante malas (me sorprende que, con lo exigente que llegas tú a ser con eso no te haya desagradado).
    No sé, yo simplemente creo que no está a la altura… y no mencionemos ya el tema del dinero, porque teniendo en cuenta los precios escandalosos, soy incapaz de recomendarla, no olvides que cualquier butaca medianamente aceptable se acerca o pasa de los 100 euros.
    Ahora bien, tu frase «puro entretenimiento», tampoco la deja precisamente en buen lugar (quizás subconscientemente), al fin y al cabo, entretenimiento no es necesariamente sinónimo de calidad o arte.

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