Crítica express: Antígona / La amante inglesa

En primer lugar decir que esta obra se hace en las Naves del matadero, vale la pena visitar este espacio teatral (como todo el Matadero, la reconversión del edificio ha sido simplemente fabulosa y fascinante, y todo el lugar es precioso -parece mentira que se utilizara para lo que se utilizaba, porque su arquitectura es de una belleza tremenda), puesto que desde luego no es convencional, las salas resultan interesantes y muy cercanas al público (si estás en primera fila en la sala 1, estás pegado al escenario del que no hay ninguna separación a ningún nivel) y desde luego ofrece originalidad, además de estar bien preparado y acondicionado… y en cualquier caso es un espacio único que merece la pena ver aunque sólo sea por vivir la experiencia.

Y ahora la crítica:

-Antígona: Sófocles escribió una obra basada en una historia mitológica y a partir de ahí, esa historia que muchos interpretaron como la esencia de la rebeldía y el ir contra lo injusto, surgieron montones de versiones (alguna que otra española, como una versión musical con «Antígona tiene un plan» de los mismos creadores de «Blancanieves boulevard», que dejaba totalmente de lado la tragedia); y entre ellas está la de Anouilh, que seguía esa estela y que fue interpretada incluso como que Creonte era el general Petain y que Antígona era la representación de la juventud que se tenía que matar porque no había libertad… etc.

Personalmente, y por polémico que esto pueda resultar, a mi el personaje de Antígona en todas sus versiones siempre me pareció una niñata caprichosa y consentida que siempre ha tenido todo lo que ha querido y que por eso se empeña en llevar la contraria en una tontería con la que no va a solucionar nada, mientras que Creonte (o Creón) es la representación del monarca, del hombre que sabe que primero uno se comporta y luego siente, primero está el deber y luego la persona, que hay que dar ejemplo, que la mujer del César no sólo debe ser decente, también parecerlo… así que la verdad, nunca lo he visto como un villano, sino simplemente como un hombre, pero sobre todo como un Rey que cumple con su deber como debe y que sabe estar en su sitio; mientras que Antígona es una princesita pija que se rebela creyendo que con eso arregla algo, sin realmente conseguir nada, a parte de perjudicar a todo el mundo. Pero eso ya son opiniones personales.

En cualquier caso, como se puede observar, tanto la obra original como la de Anouilh dan de sí para el debate y para opiniones contrapuestas, sin embargo, esta producción de las Naves del Matadero es todo lo contrario. Porque ni siquiera es la «Antígona» de Anouilh es una versión de esta (y cierto que se podría argumentar que el hecho de que esta ya sea la tercera o cuarta versión de una misma historia, naturalmente la ha degradado por completo, y lo que está claro es que desde luego, no ayuda), ya que los directores, en su soberbia, consideraron que podían hacer lo que quisieran con la obra y que tenían más talento que el propio Anouilh para crear algo nuevo y seguramente según ellos mejor. Dios santo, que gran equivocación.

Cierto que no creo que sea malo modificar o cambiar algunas cosas si se contradicen con lo que la función quiere expresar (porque eso canta mucho), pero una cosa es eso, y otra hacer lo que te de la gana con la obra y despedazarla de mala manera, que es lo que se hace en este caso; de modo que, aunque claramente tienen unas intenciones muy intelectuales y muy críticas y tratan de traer la «Antígona» a la actualidad (aunque todos sus argumentos pierden fuerza y se quedan en vulgar demagogia cuando recuerdas que han estrenado en un teatro público y con dinero público… jajaja, ¡por favor, si vas a ser crítico con el sistema, al menos se coherente y estrena en una sala independiente!), lo cierto es que al final todo se queda en algo vacuo y sin ningún significado, que es todo lo contrario de lo que quería expresar la obra original.

En cualquier caso, a los que ya conozcan la obra, les dolerá, les llegaran a sentar verdaderamente mal ciertos cambios en ella que anulan totalmente el texto original y su significado.

El montaje, es por lo demás muy espectacular y muy estético, pero aún así totalmente absurdo e inapropiado, tal y como han vaciado de contenido toda la obra, vacían también totalmente la estética de la producción que se queda en eso, algo bonito, agradable a la vista, sorprendente incluso, pero nada más… supuestamente debería de tener un significado, pero está tan oculto, tan intelectualizado y tan vulgarmente disfrazado que te importa bastante poco; la verdad es que exceptuando las cosas rigurosamente técnicas, la labor de la dirección ha sido espantosa; todas sus decisiones son a cada cual más incorrecta que la anterior.

Sólo queda hablar de los actores, no llegué a ver a Ochandiano (se ha ido a partir de marzo) y el actor que lo sustituye haciendo de Creón es de auténtica vergüenza ajena, realmente horrible. La verdad es que la gran mayoría del reparto (excepto quizás el elenco masculino) destaca para mal (y no creo que sea todo culpa de la dirección): Toni Acosta sobreactua espantosamente, Berta Ojea siempre será tan vulgar como mala actriz… etc, muy curiosamente, se salva parcialmente Najwa Nimri, que está muy lejos de ser santo de mi devoción, pero que sin embargo, y especialmente siendo su primera vez en teatro, hace un trabajo sorprendentemente bueno, dentro de lo que es su no muy amplio registro, claro.

Pocas funciones le quedan a esta obra que se escenifica en la sala 2 de las Naves del español en el Matadero. Esta sala, bastante más pequeña, que la 1, guarda sin embargo una gran intimidad y proximidad con los actores casi te sientes donde te sientes, pues al igual que la 1, no hay separación entre público y escenario, lo que (y en esta obra se les nota a algunos actores), genera tal proximidad que puede llegar a resultar incomoda en el aspecto psicológico (aunque francamente, yo creo que más para los que están en escena que para el público).

Y comentar también que los programas de este teatro son interesantes, aunque reducidos e incompletos, pero traen algunas reflexiones de las obras interesantes.

-La amante inglesa: el problema que tiene esta obra es, por extraño que pueda resultar, que es excesivamente teatral, se confía demasiado en el texto y los actores y o todo eso es algo magnífico y deslumbrante, o se cae con todo el equipo, porque simplemente el tema no da más de sí. Su estructura es evidente desde un principio cuando conoces el reparto y la sorpresa desaparece y por tanto, mucha de la emoción. Eso, y que el texto, tanta narración, tanto contar y contar acontecimientos que pasaron en vez de representarlos, hace que la obra pierda muchísimo fuelle y no faltó a quien le aburriera por esa causa. Bien visto, el problema es más, no que sea excesivamente teatral, sino que es excesivamente narrativa (y tiene gracia, el cine debe de tener cuidado con no ser teatral y ahora va a resultar que el teatro tiene que tener cuidado con no ser novelístico).

Por lo demás, la dirección no consigue salvar la plúmbea sensación de que no pasa nada (y que lo vas a tener que oír todo, todo y todo…) y te acabas por acostumbrar (los que no bostezaron) además de que comete ciertos errores. No está entre ellos la desaprovechada dirección artística, que vemos desde el comienzo y que hace la obra prometedora.

En cuanto a los actores, todos ellos bastante conocidos por el cine y la televisión, la que brilla es Gloria Muñoz (quizás sea porque salió la segunda y por tanto ya nos dio tiempo para acostumbrarnos al estilo de la obra), atrapa con su discurso toda la función, con sus movimientos, con todo en su papel. José Pedro Carrión lo consigue parcialmente aunque llega a resultar monótono en algunos momentos. Ante semejantes veteranos, poco tenía que hacer José Luís Torrijo, que si bien siempre me había destacado por su naturalidad y verosimilitud en cine, en teatro está tenso, sobreactúa (especialmente en las reacciones, ¡que espanto de reacciones!, ¡parecen un catálogo de muecas!) y francamente, es eclipsado totalmente por sus colegas, lo que no deja de resultar irónico, pues él es el único actor que se mantiene todo el tiempo en el escenario, y sin embargo, probablemente el único que olvidarás.

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14 respuestas a Crítica express: Antígona / La amante inglesa

  1. plared dijo:

    Lo que siempre hablamos del teatro. Cuando suena a moderno, lo mejor es huir de el. Experimentos y según tus criticas no me equivoco, falllidos en un 80%, o que viene a decir que mejor no arriesgarse y perder el preciado tiempo de uno en otras cosas…Cuidate

    • thexipiron dijo:

      Me he sentido muy reflejado con Antígona, persona fiel a sus ideales y que lucha contra un mundo lleno de poder, de normas injustas que tienes que obedecer y si no tendrás problemas.

      Tal y como decía Najwa en su interpretación, no quiero comprender, quiero hacer lo que yo quiera hacer, y si luego viene la felicidad mucho mejor, pero no quiero comprender, ya que comprender es transigir con cosas con las cuáles no estoy de acuerdo.

      Viva representación del momento que estamos viviendo en España, la obra hace que desde el minuto cero, te involucres con todos y cada uno de los personajes.

      Un buen trabajo!

      • No puedo estar de acuerdo, la realidad es que Antígona realmente no aporta nada positivo, sólo una rebeldía sin causa, sin soluciones y más en su posición.
        Personalmente, y aunque no deja de tener rasgos de villano, prefiero el personaje de Creón, él es razonable, él conoce el significado de la palabra sacrificio y la idea de que hay un bien mayor y que, como tantas veces en la vida, en muchas ocasiones es mejor una mentira piadosa que una verdad devastadora. La actitud de Antígona es por el contrario completamente egoísta, ¿en algún momento piensa en alguien que no sea ella? no se trata sólo de tus ideales, se trata de lo que es mejor para todos, y no falta quien diga que ese individualismo desaforado es uno de los problemas de nuestra sociedad actual.
        Y como ya digo, esta representación me ha parecido vacua y demagógica… gracias a Dios, tengamos los problemas que tengamos en España, no estamos como en «Antígona».

        • thexipiron dijo:

          ¿Porqué tachas de egoísta a Antígona? ¿Porque tiene sus propios ideales y van en contra de lo que dice la mayoría?

          ¿Acaso no son egoístas ellos tratando de someter la voluntad de otra persona por lo que ellos creen?

          En cualquiera de los dos lados, ambos tienen que empatizar para comprender la otra parte, y es cierto que Antígona no lo hace, pero ¿acaso lo hace el resto? Tampoco, con lo cual, cómo digo yo siempre, ni los malos son tan malos, ni los buenos tan buenos….

  2. Umm, sin embargo precisamente este artículo trata dos obras de teatro opuestas: la una pretendidamente rompedora y la otra muy convencional… sin embargo ninguna de ellas destaca en mis críticas, lo que creo que es demostración de que la experimentación no es necesariamente el problema.
    Ahora bien, cuando experimentas si te sale bien, te sale muy bien, si te sale mal, te sale rematadamente mal.
    De todos modos, y para ser justos, yo suelo tener un gusto que tira más hacia lo clásico (aunque tú también).

  3. plared dijo:

    En teatro si, mas que nada por que lo moderno suele disfrazar la falta de talento. En realidad, eso de dar una vuelta de tuerca a las cosas y buscar nuevas perspectivas a lo ya clásico. Es simplemente vagancia para buscar lo novedoso.

    Aunque como dices a veces se acierta, pero desgraciadamente son las menos veces. SAludos

  4. Umm, no estoy de acuerdo; algo muy clásico que no arriesga y que simplemente reproduce un mismo estereotipo tampoco demuestra ningún tipo de talento, es más, eso sí que oculta realmente la falta de él, y es mucho más difícil de detectar porque en general el público saldrá satisfecho (si más o menos haces algo que no rompa su concepción de la obra, en general saldrán encantados).
    En cambio, buscar la renovación de un clásico, si bien en muchas ocasiones son comeduras de cabeza absurdas, no deja de tener su interés y en ocasiones se pueden lograr obras maestras gracias a ello, en cualquier caso, y eso sí que estoy convencido, es muchísimo más arriesgado que un montaje perfectamente clásico y académico.
    En cualquier caso, creo que todo esto se aplica a todas las artes, no sólo al teatro.

  5. -A thexipiron: te respondo aquí porque sólo se puede responder una vez, así que no me queda más remedio que continuar la conversación por aquí.
    La tacho de egoísta porque sólo piensa en ella: lo que yo pienso, mis ideales, mi manera de actuar, mi manera de ver el mundo… yo, yo, yo y yo, es lo único que se escucha por parte de ella en toda la obra. Además no razona, no escucha (en la versión de Anouilh tiene algún escaso momento de flaqueza en el que se da cuenta de que quizás lo que hace no es lo más lógico, en la original de Sofocles ni eso), todo el mundo trata de explicarle una y otra vez, lo erroneo y peligroso de su conducta, transigen en todo lo posible hasta que simplemente la actitud totalmente testaruda de Antígona no les deja otra opción que el final que tiene y que ella misma busca deliveradamente (e incluso lo dice).
    Y sino recuerda que una buena parte de la obra se desarrolla en conversaciones de Creón con Antígona el cual no deja de ponerse en su lugar y trata de hacerle ver la realidad y las consecuencias de sus actos, que ella se niega a aceptar.
    En definitiva, siempre he visto a Antígona en todas sus versiones como una niña pija y malcriada que se encapricha con algo como podría haber sido con cualquier otra cosa y lleva su testarudez hasta el exceso.
    Pero tienes toda la razón razón en que precisamente una de las cosas que hizo el autor con esta obra fue desacralizar «Antígona» y crear precisamente unos personajes más neutros y más humanos que los de la tragedia griega original.

  6. eeerer dijo:

    libro culiao fooomeeeeee¡¡¡¡¡¡¡

  7. Me ha costado descifrar tu comentario y aún así no estoy muy seguro de haberlo conseguido. Que quieres que te diga…

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